lunes, 2 de enero de 2017

Editorial de Sanlunes/ O a propósito

El propósito de redactar propósitos 
-Manuel Falcón
El primer mes del año es enero. El nombre procede del español antiguo yeneir, mala pronunciación de Januarius, palabra latina que significa: "de Jano" (de januarius por cierto, se deriva January en inglés; y Río de Janeiro, en portugués). Jano o Janus es el dios romano de las dos caras, pero no alude a la hipocresía sino a la doble visión simultánea que integra pasado y futuro en el presente. Jano así, es el dios de la puerta; o mejor dicho, del umbral. Justo antes de cerrar la antigua y antes de disponerse a abrir la nueva puerta, se echa una mirada atrás para reconocer la experiencia acumulada. De ahí la típica recomendación de re-orientarse en enero a través de propósitos: qué conviene hacer ahora; y correcciones de rumbo: qué conviene retomar o de plano, desechar. Jano, sin embargo, no carecía de espíritu dionisíaco o pícaro, así que en el umbral, echaba también un vistazo a las omisiones, las que invitan a formular los despropósitos de Año Nuevo. Es decir, no a redactar una lista de qué se debe o qué se puede hacer, sino enlistar qué se quiere deshacer, desechar, abandonar; o dicho de otro modo, a qué no se ha atrevido la voluntad, ya sea por timidez, cobardía o acomplejada inhibición, a sabiendas de que esa relación dizque de trabajo, de amistad chafa o de (des)amor, ya en realidad no significan nada. Jano, con un ojo al gato y otro al garabato, invita así a atreverse a despojarse de prótesis falsas en el 2017. 
Por otro lado, el propósito de redactar una lista de propósitos de Año Nuevo revela -conviene resaltarlo- un preocupante desconocimiento del depósito inconsciente, del entramado oculto en nosotros por donde circulan resortes, motivos, deseos, miedos, fobias, ansiedades, represiones y manías que precisamente producen nuestra mucha, poca o nula fuerza de voluntad. Una ingenua lista de propósitos se inscribe por tanto, en la escuela conductista más elemental (Academia Canina Skinner-Pavlov) o en la cursilería cristianoide de 'ser mejor'... porque peor imposible. Así, una lista de pro-pósitos es ignorar o hacerse el disimulado con los de-pósitos. Venga la lista no obstante, por el mero hecho de cumplir el rito:
1) Dejar de ser narizón mediante fuerza de voluntad 
2) Correr diario con mi perro sin detener la marcha del auto 
3) Coserle botones a mis monos de peluche hasta que sólo se vean botones 
4) Participar en el foro Star Wars Global Nerds con la ponencia: "¿La Princesa Leia o la Princesa Leía?
5) Leer una línea cada año, hasta que complete cien, de Cien Años de Soledad
6) Hacer bikram yoga... en antesalas de oficinas de gobierno 
7) Dejar de encabronarme cuando oiga malas palabras 
8) Dejar de usar el iPhone al momento del orgasmo 
9) Conversar más seguido con mis plantitas 
10) Fumarme mis plantitas para conversar con ellas con sentido del humor
11) Aprender francés para decir je ne comprends pas
12) Dejar el cigarro... de mariguana en manos de uruguayas (conocer uruguayas) 
13) Evitar discusiones con Dios sobre su inexistencia 
14) Ser paciente... con mis amigas lacanianas forcluidas 
15) Entrenar a mi mascota... a girar sobre sí misma (un pez Beta) 
16) Usar menos el auto... del taxista del sitio Minerva: usar Uber 
17) Terminar por fin mi tesis... sobre la ilegibilidad de las tesis
18) Ingresar a Karaokes Anónimos 
19) Dejar de pensar ya... en el enano de los zapatotes verdes
20) Pasar menos tiempo en Facebook... chateando con la mujer de Zuckerberg

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