a R.
por su tatuaje
Nunca es tarde para rescatar (mucho menos para tatuarse) el Uroboros, símbolo -conviene recordar- de la renovación permanente, esto es, de la resignificación al infinito del sí mismo, de los hechos, de las situaciones, de las experiencias, en cada vuelta en espiral del uroboros, se va en ascenso, cambiando de perspectiva, profundizando el sentido de la vida.
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