domingo, 16 de febrero de 2014

Más sobre la verde/ que te quiero verde

Obama, Cárdenas y Peña 
-J. Sánchez Susarrey  
En la entrevista publicada por la revista New Yorker, a mediados de enero, el presidente Obama fue sincero y preciso: "Tal como ha sido bien documentado, fumé marihuana cuando era niño, y lo veo como un mal hábito y un vicio, no muy diferente de los cigarros que fumaba cuando era joven y gran parte de mi vida adulta. No creo que sea más peligrosa que el alcohol". Obama fue más lejos que Clinton, quien reconoció haber fumado, sin inhalar, marihuana. Y fue mucho más allá, al pronunciarse implícitamente contra la clasificación de la DEA y la ONU, que sitúan a la cannabis en el nivel 1 de la lista de sustancias prohibidas, por considerar que es una droga altamente adictiva y no tiene uso medicinal. Hay que agregar, sin embargo, que el presidente de Estados Unidos se quedó corto. 
En el estudio publicado por un grupo de médicos británicos (David Nutt, Leslie A King, William Saulsbury, Colin Blakemore), que utilizó tres variables (daño físico, dependencia y daño social) para clasificar la peligrosidad de las drogas, hay hallazgos sorprendentes. Menciono los más importantes: 
a) la heroína, en primer lugar, y la cocaína son las drogas más peligrosas; 
b) el alcohol ocupa el quinto lugar; 
c) el tabaco se encuentra en el noveno; 
d) la cannabis, en cambio, se sitúa en el onceavo lugar de un total de 20 drogas clasificadas. 
Así que contra lo que establecen las normas de la prohibición en Estados Unidos y en el mundo, la marihuana es menos dañina no sólo que el alcohol sino también que el tabaco. En la misma entrevista, Obama fue muy certero al evaluar las consecuencias de la prohibición del consumo de marihuana: "No debemos encerrar, por largos periodos de tiempo en la cárcel, a niños o individuos que la utilizan cuando algunos de los que están escribiendo esas leyes probablemente han hecho la misma cosa".  (...)
El cambio que está ocurriendo en Estados Unidos es histórico. Es más que probable, como algunos vaticinan, que la legalización con fines recreativos se expanda a otros estados y que California entre en esa dinámica en 2016. Cerrar los ojos frente a esa realidad es absurdo.  
La prohibición de la marihuana y de otras sustancias nos vino del norte. El 17 de febrero de 1940, el presidente Lázaro Cárdenas legalizó las drogas poniendo el énfasis en el tratamiento médico y no en la criminalización. El experimento terminó el 7 de junio de ese mismo año por presiones de Estados Unidos
Así, la iniciativa para legalizar la marihuana presentada por el PRD en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal va en el sentido correcto. (...)
La última palabra la tiene el presidente Peña Nieto. Si se opone frontalmente, la iniciativa no pasará. Pero hacerlo sería un grave error. La audacia que mostró en la reforma energética y en la legalización de las autodefensas, en Michoacán, puede reeditarse en esta ocasión. Obama y el general Cárdenas deberían servirle de referentes.

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