miércoles, 5 de marzo de 2014

De transgredir como deporte

Las malas palabras (las buenas palabras en lo que tienen de declamadas y pretensiosas, son igual de artificiales), por explícitas y obvias, son sobre todo, mera forma (significante) con escaso o nulo contenido (significado que es pre-juicio de valor muy subjetivo); son  efectistas y nada originales, pues buscan siempre transgredir un tabú sexual o saltarse alguna prohibición de lo obsceno. Pretender escandalizar o crear humor con palabrotas (verbigracia, el albur como ejercicio mecánico del esquema simple: penetro-penetras) se vuelve así un recurso tradicional, gastado y conservador, pues el transgresor debe contar siempre con la existencia del tabú y de la prohibición que en ese sentido, reconoce, refuerza y por tanto, conserva.

2 comentarios:

Ernesto Vargas dijo...

Excelente programa en el Acordeón. Me recuerdas a mis vecinas ya que me traen enfadado porque son unas groseras que siempre buscan la confrontación con "palabrotas".

Trato de no contestarle a esos insultos, para no darles leña. Pero ahora con lo que comentaron en el programa me has dado más confianza, ya que en realidad veo la vulnerabilidad de mis vecinas.

Puedo escribirte más cosas pero, no acabaría, concluyo comentándote que me está agradando mucho el tema de esta semana.

Saludos!

M dijo...

Vaya, ahora aprendo que tanto pretencioso como pretensioso son palabras válidas.