domingo, 7 de octubre de 2012

Pérdida triunfal

Paradoja histórica: cada vez que Hugo Chávez gana, pierde. Porque pierde fuerza la democracia como sistema político cuyo fundamento implica el relevo de dirigentes y partidos en la conducción del Estado y la sociedad para evitar la concentración del poder... en una persona. En este caso, un caudillo militar que dicta leyes a la constitución, dicta reformas al poder judicial, dicta reglas a los partidos de oposición, dicta normas a los medios de comunicación, dicta formas de votar, dicta regulaciones a la economía, dicta, dicta, dicta... dor. Y un dictador y su dictadura son la negación de la democracia. Ya podrá Chávez demostrar que la aritmética de las urnas lo favorece, ya podrá perorar que lo hace a favor del pueblo, ya hablará de lo excelso de su platillo ideológico: el socialismo bolivariano, pero en Venezuela, a estas alturas, lo cuantitativo sustituyó lo cualitativo. Es ejemplo de la picaresca latinoamericana: que se invente la ley (en este caso electoral) para inventar el recurso para evadirla. Quizá Chávez libró con éxito la batalla contra el cáncer, pero ahora el cáncer de la democracia venezolana es Chávez.

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