(Suena timbre campanudo: ¡Ding-dong! Nunca se abre la puerta; todo el diálogo transcurre vía interfono)
(Voz eléctrica de ama de casa)-¿Sí, diga, quién es?
-Vengo (gime) a pedir (solloza) su voto
-¿Quién es usted?
-Quiero su voto (llora) para impedir que llegue... (sollozos)
-No voy a abrir la puerta hasta que se identifique
-Sólo quiero su voto (moquea) para impedir que llegue al poder (lloriquea) ¡el capitán Garfio!
-Pobrecito, ¿es usted el candidato Cocodrilo?
-¡Síiiii!¡Buaaa! Deme su voto no por mí, sino en contra del capitán Garfio, por favor, no debe ganar (snif-snif)
-¿Y qué pasa si gana?
-¡No debe ganar! Me comí su mano con la que aprendí a robar, quiero decir, a gobernar... Así que cobrará venganza, me convertirá en cinturón, bolso, botas, ¡en cartera!... (llanto de alarido)
-Calma, prometo votar por usted, candidato Cocodrilo. Dígame, ¿cuál es su partido?
-El de la derecha (gimotea)
-¿Y cuál es su propuesta?
-Conservar, conservar todo como está; incluso conservo en formol la mano derecha del capitán Garfio ¡Me la va a venir a robar si regresa al poder! (llanto desconsolado)
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