jueves, 14 de junio de 2012

Belleza como forma de poder

Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling (Santiago de Chile, 28 de abril de 1988)
"No basta con saber que la belleza es poder, hay que aprender a usarlo", sentenció en una entrevista la bellísima actriz italiana Monica Bellucci. Y es el caso de la líder estudiantil chilena Camila, que ya ha dicho que es consciente de su belleza, pero que la pone al servicio de causas políticas, esto es, de otro poder. Al contrario del tópico femenino de que la mujer bella está destinada tan sólo a decorar -estrategia de florero- Causas Nobles (a la memoria acuden escenas de Miss Universo apoyando a los niños con cáncer o pidiendo Paz en el Mundo sin jamás explicar de qué manera, para 'no politizar'; o el reciente episodio de la Edecán a Debate que se confesó sorprendida por las reacciones a su fugaz aparición en un acto de naturaleza política: ¿qué hizo finalmente con su belleza?), Camila se involucra en actos de protesta política, consciente de que su belleza es imán de paparazzi y quitará algo de invisibilidad a las manifestaciones estudiantiles. Habrá siempre empero, el gruñido de los duros de izquierda que equiparan belleza con banalidad o gustos-burgueses, cuando no un acto de machismo que sólo presta atención a la mujer cuando es bella; tal vez, pero ni ellos podrán negar el poder de convocatoria de Camila que ha demostrado con inteligencia que sus atributos físicos no fueron decisión de ella que no alcanzó a manipular su ADN ni estorban su ideario político. Así, la eficacia del poder de la belleza femenina en política, sin ser subproducto masculino en la figura de gentil-esposa, amante-en-turno, segundo-frente o mhijita-diputada, es responsabilidad sobre todo, de la mujer de izquierda (el caso de la fea de derecha es una tautología), que tiene como punto de partida, se sobrentiende, la crítica feroz de la cultura patriarcal machista que siempre separa lo público (vas-de-regidora) de lo privado (no-por-quien-eres-sino-por-ser-mi-nalguita). Las activistas ucranianas, mediante el grupo Femen, por cierto, son ejemplo de la gestión política de la belleza llevada al extremo brutal de enganchar al macho voyeur para luego abofetearlo y hacerle reparar, más allá de pechos, en las causas políticas.



You don't own me,
I'm not just one of your pretty toys.
You don't own me,
Don't say I can't go with other boys.

And don't tell me what to do,
Don't tell me what to say,
And please, when I go out with you
Don't put me on display, 'cause...

You don't own me,
Don't try to change me in any way.
You don't own me,
Don't tie me down 'cause I'd never stay.

I don't tell you what to say,
I don't tell you what to do,
So just let me be myself,
That's all I ask of you.

I'm young and I love to be young,
I'm free and I love to be free,
To live my life the way I want,
To say and do whatever I please.

(Instrumental Break)

And don't tell me what to do,
Don't tell me what to say,
And please, when I go out with you
Don't put me on display.

I don't tell you what to say,
I don't tell you what to do,
So just let me be myself,
That's all I ask of you.

I'm young and I love to be young,
I'm free and I love to be free...

(Fade Out)

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