20 segundos de edecán incrementaron de súbito las virtudes fotogénicas de Julia Orayén que posó de nuevo para una
revista-de-caballeros con el mismo vestido blanco inmaculado con el que transitó inadvertida por todo el IFE. Pero en esta sesión de modelaje, la Orayén -
horror vacui- decoró el escote con un crucifijo a modo de exorcismo visual, sin consideración por el crucificado que estira más los brazos entre dos Montes Calvarios.
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