(...)
'La solución que puede intuirse en lo que ha venido haciendo y
proponiendo AMLO consiste en centralizar el poder a través de medios
como los virtuales procónsules en los estados; la re-concepción del
ejército como supervisor de todos los asuntos de seguridad a nivel
regional; la reducción de salarios a funcionarios de los primeros
niveles; la creación de programas de distribución de transferencias a
jóvenes, ancianos y otros grupos susceptibles; y la reducción de
presupuestos al Congreso y al Senado. La centralización del poder no es
algo bueno o malo en sí mismo; la cuestión es centralizar para qué: todo
sugiere que no es más que un medio para eliminar toda disidencia y
garantizar lealtades. Sin embargo, lo importante no es la acumulación de
poder en sí, sino si ésta permite cambiar la realidad para bien, no
sólo para cambiar.
El mandato que recibió AMLO es de cambiar la
realidad, pero no cualquier cambio resultaría en una mejora de las
condiciones de vida de la población más vulnerable a la que se quiere
abocar o a crear un mejor futuro en general. No bastan los buenos
deseos: hay problemas de extrema complejidad, comenzando por el de la
seguridad, que requieren cuidadosa planeación.'
-Luis Rubio, Contrapesos, Reforma
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