El problema de la crueldad con los animales
es un problema de convivencia entre los humanos
La presente novela/ensayo o ensayo novelado del Premio Nobel sudafricano, John Maxwell Coetzee, (pronúnciese ko-etse; no se olvide que Sudáfrica fue conquistada por neerlandeses y alemanes; ellos no convierten la doble e en sonido i como gringos y británicos) parte de cuestionar la crueldad contra los animales indagando sobre los orígenes de las ideas que permitieron y permiten aún hoy en día, tal sevicia. Se divide en dos capítulos titulados respecto de los dos planos desde los que aborda el tema: "los filósofos y los animales" y "los poetas y los animales". Se recomienda su lectura previa como marco introductorio para debatir sobre la pertinencia de algo tan excéntrico como los 'derechos' de los animales. Cito fragmentos del primer capítulo:
"El gran discurso occidental enfrenta al hombre con los animales, a la razón con la sinrazón" (...) pero "la razón no es ni la esencia del universo ni mucho menos la esencia de Dios; es una sola tendencia del pensamiento humano, un determinado espectro, la razón no es total" (...). En cambio, "el corazón es sede de una facultad, la empatía, que nos permite compartir en ciertas ocasiones el ser del otro. La empatía tiene muchísimo -o todo- que ver con el sujeto, y poco o nada con el objeto".
Del capítulo segundo:
"Me acuerdo de algo que dijo Montaigne: creemos que jugamos con el gato, pero ¿cómo estar seguros de que no es el gato el que juega con nosotros?" (...) "En cuanto a que los animales sean demasiado idiotas para hablar por sí mismos, considérese la siguiente secuencia de acontecimientos. Cuando Albert Camus era un joven muchacho en Argelia, su madre le dijo que le llevase una de las gallinas que tenía en una jaula en el patio. Obedeció, vio a su madre degollar a la gallina con un cuchillo de cocina y recoger la sangre en un cuenco, de modo que el suelo no se ensuciase. El grito mortal de la gallina quedó impreso de modo tan obsesivo en la memoria del muchacho que en 1958 escribió un apasionado ataque contra la guillotina. A resultas en buena parte de la polémica suscitada, la pena capital fue abolida en Francia. ¿Quién puede sostener, así las cosas, que la gallina no habló?".
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