jueves, 29 de mayo de 2014

¿No oyes ladrar las metáforas?

"A los homosexuales los atrajo la imagen de la Perra (The bitch) en parte por su lengua malvada, su habilidad para alcanzar a través del diálogo, a través de su ayuda verbal, sus respuestas velocísimas, ese control sobre otros que con frecuencia los gays no obtienen sobre sus propias vidas. La fantasía de la vagina dentata malévola, rebosante de puñaladas traperas, siempre alerta, siempre dispuesta a demoler al oponente con una frase pasmosa, es la fantasía de una minoría sin poder que se afirma a través del lenguaje, no de la violencia física (...) La ironía se convirtió en el arma mortífera por excelencia en el arsenal gay "

- Carlos Monsiváis en Salvador Novo, lo marginal en el centro, editorial ERA

1 comentario:

Billy dijo...

Mmhhh... yo pensaba que el homosexual estereotípico se otorga a sí mismo este papel de "perra" por cuestiones de clasismo.

La "perra" es la negación de todos los valores de clase trabajadora. No hay "perras" humildes (pobres, quizá, pero no humildes), y no se puede ejercer eficazmente ese título desde una posición de servicio (no hay nada que temer de un can domesticado). La postura típicamente excluyente y déspota de "la perra" es producto de un sistema de castas sociales donde este personaje es un personaje marginal y excluído por default, a causa de ser un hombre homosexual que no se arrepiente de su "condición".

Yo mantengo que ésta es la razón por la cual este personaje es menos común en sociedades más seculares y con un mayor estándar de vida que la nuestra