Fotografía de Cristóbal Manuel para El País
Anda solo, desnudo, sin rumbo. De vez en cuando se detiene, mira al cielo, bosteza, se rasca el costado y continúa su camino. Lo echan de un lado, se va a otro. Sin protestar. No mira a nadie, nadie lo mira. Se musita a su paso: "el terremoto lo dejó sin nada, se trastornó ". Después del 12 de enero, el joven desnudo se ha convertido en involuntario símbolo de Haití cuya lenta y dificultosa reconstrucción ha ido perdiendo paulatinamente el ingrediente sorpresa indispensable para la prensa sensacionalista.
1 comentario:
Desgarradora imagen, pero a pesar de eso me parece inspiradora y me hace pensar... " y yo que me quejo del trafico"
Publicar un comentario