lunes, 5 de septiembre de 2016

Editorial de sanlunes/ O del moche castrante

La estructura paralela de SIOP o la Obra Pública bizca
-Manuel Falcón
El hallazgo de una estructura administrativa paralela a la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública (SIOP) del gobierno de Jalisco, confirma el secreto a eructos, de la existencia -en las sociedades secretas del mundo de la construcción- de un ritual esotérico de connotaciones castrantes: “el moche”. En efecto, junto al actual titular de la SIOP, el ingeniero ingenuoso Roberto Dávalos, aparecía en la otra cara de la moneda, la lista María Luisa Martínez Almaraz que fungía como titular de la Secretaría de Imán para el Oro de la Plutocracia (SIOP). Así, mientras el ingenuoso Roberto, tijera en mano, cortaba listones inaugurales de nudos viales malhechos, por su cuenta, la lista María Luisa, tijera en mano, cortaba las talegas a los constructores que resultaban triunfadores en la licitación de una obra pública. Según fuentes esotéricas del mundo de los masones de la construcción, “quien buscaba un contrato por más de 4 millones de pesos, debía entregar a María Luisa, el 10 por ciento", argumentando ella que dicha suma era 'para el 01'. De tal manera que para ser miembro de la cofradía de empresarios militantes de la obra pública jalisciense, “los porcentajes de moche iban desde el 10 hasta el 30 por ciento”. Es decir, ya podían acudir los tiburones constructores de torres, puentes y caminos, con el ingenuoso Roberto Dávalos, a ofrecer sus servicios profesionales, pero si no acudían a la vez, a la estructura paralela, para someterse al ritual castrante del moche con la sacerdotisa María Luisa (“las talegas sobre la mesa”), los empresarios se iban con las manos –esto es, las uñas- vacías.
El ritual esotérico del moche de talegas (vulgo “diezmo”), no obstante, no es patrimonio cultural del estado de Jalisco sino de toda la nación. Ahora que el presidente Peña Nieto viajó a la provincia de Hangzhou, en China, para acudir a la reunión Cumbre del G-20 (porque Estados Unidos, Rusia y China, al resto de países, los mandan a… 20), fue recibido por el presidente Xi Jinping (conocido entre los cuates como el mero “Chin-Chin-Chin”) que le recordó a Peña el affaire del fallido tren chino México-Querétaro (conocido entre los cuates como “el Oriente Express”). El diálogo, de acuerdo con la intérprete, debió de transcurrir, más o menos de tal guisa: “Señol plesidente: nosotlos pagal moche puntuales, ¿pol qué canceló nuestlo tlenecito?”. De todos es conocida la aguda inteligencia de nuestro Ejecutivo para improvisar discursos sin teleprompter (como se evidenció ante la trampa de Trump), de manera que, siempre de acuerdo con la intérprete, Peña debió de responder más o menos así: “señor presidente Chin-Chin-Chin, no sólo es un honor sino mi deber como presidente de México, responderle con toda la franqueza característica de nuestra clase política mexicana y es por eso que hoy, aquí, me atrevo a decírselo personalmente, cara a cara: mi equipo de trabajo y yo, estamos sorprendidos de lo bien que se habla el chino en China. Por ello, permítame felicitarlo a nombre de todo el pueblo de México” (siguen abrazos, selfies y fotos para la Historia… de los corresponsales de prensa).
Surge por tanto, la duda existencial ineludible: “¿el ritual del moche en la Obra Impúdica –es decir, Pública- es inexorable?”. El axioma típico de Jalisco, con sombrero de charro y oloroso a jarrito… de tequila, es: “salvo los máistros de la autoconstrucción, en esta tierra de machos y mariachis, no hay empresario constructor pobre”. Gracias a la satisfacción del deber cumplido, por tanto, el empresaurio ha de someterse al ritual del moche. He ahí el origen,  la piedra angular a partir de la cual se ha construido (destruido) el actual escenario apocalíptico de la Zona Metropolitana de Guadalajara, que bien podría pasar como copia del Infierno del Bosco: caos vial, contaminación, transporte urbano infrahumano, baches hasta en la estructura interna de la Minerva, destrucción de las antiguas mansiones tapatías firmadas por arquitectos del linaje de Barragán (cuya nariz, incinerada, luce en el diamante de un anillo) consideradas obras con valor patrimonial histórico se sustituyen ahora por erectas torres de departamentos con estacionamiento subterráneo y pisos inferiores para tianguis, ciclopuertos y ciclovías metidas con calzador entre baches y avenidas, inundaciones y deforestación involuntaria en cada temporada de lluvias, la plaga de bolsas de basura sin recoger y, como cereza (mejor, mosca) del pastel: las devastadoras obras de la línea 3 del Tren Ligero.  He ahí las consecuencias de la estructura paralela de la SIOP (Secretaría de Imán para el Oro de la Plutocracia).  

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