La estructura paralela de SIOP o la Obra Pública bizca
-Manuel Falcón
El hallazgo de una estructura administrativa paralela a la
Secretaría de Infraestructura y Obra Pública (SIOP) del gobierno de Jalisco, confirma
el secreto a eructos, de la existencia -en las sociedades secretas del mundo de
la construcción- de un ritual esotérico de connotaciones castrantes: “el moche”.
En efecto, junto al actual titular de la SIOP, el ingeniero ingenuoso Roberto Dávalos,
aparecía en la otra cara de la moneda, la lista María Luisa Martínez Almaraz que
fungía como titular de la Secretaría de Imán para el Oro de la Plutocracia
(SIOP). Así, mientras el ingenuoso Roberto, tijera en mano, cortaba listones inaugurales
de nudos viales malhechos, por su cuenta, la lista María Luisa, tijera en mano,
cortaba las talegas a los constructores que resultaban triunfadores en la
licitación de una obra pública. Según fuentes esotéricas del mundo de los
masones de la construcción, “quien buscaba un contrato por más de 4 millones de
pesos, debía entregar a María Luisa, el 10 por ciento", argumentando ella que dicha suma era 'para el 01'. De tal manera que para ser miembro de la cofradía de empresarios
militantes de la obra pública jalisciense, “los porcentajes de moche iban desde el
10 hasta el 30 por ciento”. Es decir, ya podían acudir los tiburones
constructores de torres, puentes y caminos, con el ingenuoso Roberto Dávalos, a
ofrecer sus servicios profesionales, pero si no acudían a la vez, a la
estructura paralela, para someterse al ritual castrante del moche con la
sacerdotisa María Luisa (“las talegas sobre la mesa”), los empresarios se iban
con las manos –esto es, las uñas- vacías.
El ritual esotérico del moche de talegas (vulgo “diezmo”),
no obstante, no es patrimonio cultural del estado de Jalisco sino de toda la
nación. Ahora que el presidente Peña Nieto viajó a la provincia de Hangzhou, en
China, para acudir a la reunión Cumbre del G-20 (porque Estados Unidos,
Rusia y China, al resto de países, los mandan a… 20), fue recibido por el
presidente Xi Jinping (conocido entre los cuates como el mero “Chin-Chin-Chin”)
que le recordó a Peña el affaire del fallido
tren chino México-Querétaro (conocido entre los cuates como “el Oriente Express”).
El diálogo, de acuerdo con la intérprete, debió de transcurrir, más o menos de
tal guisa: “Señol plesidente: nosotlos pagal moche puntuales, ¿pol qué canceló nuestlo tlenecito?”. De todos es conocida la aguda inteligencia de
nuestro Ejecutivo para improvisar discursos sin teleprompter (como se evidenció ante la trampa de Trump), de manera que,
siempre de acuerdo con la intérprete, Peña debió de responder más o menos así: “señor presidente Chin-Chin-Chin, no sólo es un honor sino mi deber
como presidente de México, responderle con toda la franqueza característica de
nuestra clase política mexicana y es por eso que hoy, aquí, me atrevo a decírselo
personalmente, cara a cara: mi equipo de trabajo y yo, estamos sorprendidos de
lo bien que se habla el chino en China. Por ello, permítame felicitarlo a nombre de todo el
pueblo de México” (siguen abrazos,
selfies y fotos para la Historia… de los corresponsales de prensa).
Surge por tanto, la duda existencial ineludible: “¿el ritual
del moche en la Obra Impúdica –es decir, Pública- es inexorable?”. El axioma
típico de Jalisco, con sombrero de charro y oloroso a jarrito… de tequila, es: “salvo
los máistros de la autoconstrucción, en esta tierra de machos y mariachis, no
hay empresario constructor pobre”. Gracias a la satisfacción del deber
cumplido, por tanto, el empresaurio ha de someterse al ritual del moche. He ahí el origen, la piedra angular a partir de la cual se ha
construido (destruido) el actual escenario apocalíptico de la Zona
Metropolitana de Guadalajara, que bien podría pasar como copia del Infierno del Bosco: caos
vial, contaminación, transporte urbano infrahumano, baches hasta en la
estructura interna de la Minerva, destrucción de las antiguas mansiones
tapatías firmadas por arquitectos del linaje de Barragán (cuya nariz,
incinerada, luce en el diamante de un anillo) consideradas obras con valor
patrimonial histórico se sustituyen ahora por erectas torres de departamentos
con estacionamiento subterráneo y pisos inferiores para tianguis, ciclopuertos
y ciclovías metidas con calzador entre baches y avenidas, inundaciones y
deforestación involuntaria en cada temporada de lluvias, la plaga de bolsas de
basura sin recoger y, como cereza (mejor, mosca) del pastel: las devastadoras
obras de la línea 3 del Tren Ligero. He
ahí las consecuencias de la estructura paralela de la SIOP (Secretaría de Imán
para el Oro de la Plutocracia).
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