Jasón y Medea, 1907, John William Waterhouse
Síndrome de Medea. Situación patológica que padecen madres y
padres donde debe incluirse no sólo el abandono y el daño físico, sino
también las agresiones psicofísicas o afectivo-emocionales o el daño
social, económico e incluso la muerte.
Se refiere a un cuadro de síntomas que caracteriza a la madre (en
ocasiones el padre) que en respuesta a los conflictos y al estrés que se
derivan de la relación con su pareja, descarga todas sus frustraciones
con agresividad hacia su descendencia, llegando incluso a utilizar a su
hijo o hija como un instrumento de poder y de venganza hacia su pareja,
hasta arrebatarle la vida, se piensa que algunas mujeres identifican la
maternidad con la feminidad, reafirmándola con el reconocimiento del
otro, matando al hijo destruyen el vínculo de unión con su compañero,
valorando a los hijos como a cualquier adquisición material.
Estadísticamente las madres Medea suelen matar a sus hijos cuando son
pequeños, los padres cuando son adolescentes; estos padres se sienten
agobiados por sus hijos llegando al delirio y viendo a sus hijos como a
monstruos, consideran que alguna "persona, entidad, demonio o ser
maligno" les ha cambiado.
Según investigaciones recientes el síndrome o complejo de Medea
puede también darse durante la gestación ya que se genera un estado
psicobiológico que en situación de conflicto entre la madre y el padre
puede generar grandes cambios en la mente de la madre y de el futuro
bebé, generando esta hipótesis el concepto de microsicoanálisis y de
"guerra intrauterina" entre madre y feto, asociando el síndrome a la
incapacidad de la madre a mantener la gestación por raciones psíquicas y
en el contexto de su relación personal y emocional con el padre.
El síndrome de Medea, término que se originó a partir de la tragedia Griega
de Eurípides que relata la triste historia de la sacerdotisa Medea,
esposa y madre que para castigar la traición de su esposo Jason que la
abandonó por la hija de el Rey de Corinto, sacrificó la vida de sus hijos para que el dominio de mujeres sobre hombres quedase asegurado.
En la antigua Roma
el padre también tenía el derecho de matar a sus propios hijos bajo la
ley "Patria potestas" hasta el siglo cuarto que influenciada por el
Cristianismo comenzó a considerar el asesinato de los hijos como un
crimen. Otras culturas a través de la historia han tratado el asesinato
de los hijos con similar ligereza e impunidad.
El complejo de Medea, nace de la mitología griega, Medea hechicera, hija de Eetes, rey de Cólquida. Cuando el héroe Jasón, al frente de los Argonautas,
llegó a Cólquida en busca del vellocino de oro, Medea se enamoró
desesperadamente de él. A cambio de la promesa de Jasón de una fidelidad
duradera y de llevarla a Grecia con él, se sirvió de sus poderes
mágicos para permitirle engañar a su padre y obtener el vellocino. Medea
zarpó entonces de Cólquida con Jasón, llevándose a Apsirto, su joven hermano, con ella.
Para escapar de la persecución de Eetes, Medea mató a Apsirto y
dispersó sus restos en el mar. El rey se detuvo a recogerlos y la demora
permitió escapar a Jasón y a su grupo. En otra leyenda, es Jasón quien
mata a Apsirto después de que Eetes lo envía en persecución de los
fugitivos.
Cuando Jasón y Medea llegaron a Grecia,
supieron que Pelias, el malvado tío de Jasón, había sido responsable de
la muerte de los padres del héroe. Para vengar sus muertes, Jasón pidió
una vez más a Medea que lo ayudara con su magia. Complaciente siempre a
sus deseos, la hechicera consiguió la muerte de Pelias mediante una
astuta estratagema.
Les dijo a sus hijas que sabía cómo ellas podían hacer que su anciano
padre recuperara la juventud y para demostrarlo, descuartizó a una oveja
de muchos años y puso los trozos a hervir. Después, soltó a un cordero
joven, encantador y juguetón, que surgió de la caldera de agua caliente.
Las hijas se convencieron de que podían rejuvenecer de manera semejante
a su padre. Así, después de darle Medea a Pelias un poderoso narcótico,
las hijas se dispusieron a cortarlo en pedazos, pero Medea desapareció
sin decir las palabras mágicas que le habrían devuelto la vida.
Después de esto, Jasón y Medea zarparon hacia Corinto, donde tuvieron
dos hijos. Vivieron felices hasta que Jasón se enamoró de la hija del
rey Creonte. Le promete a esta matrimonio.
Para vengarse, Medea mató a su rival enviándole un vestido envenenado
(un vestido de bodas que la consumió en llamas). Temiendo que Jasón
intentara vengar la muerte de su novia, daño a sus hijos, ella los mató.
Medea escapó de la ira de Jasón abandonando Corinto en un carro alado
en dirección a Atenas.
Allí logró gran influencia sobre el rey Egeo. Gracias a sus
poderes como maga, se dio cuenta de que Egeo era, sin saberlo, el padre
de Teseo, un joven héroe que en ese momento llegaba a Atenas.
Ella no deseaba que su influencia sobre Egeo se viera afectada por la aparición de un hijo, así que tramó con Egeo invitar a Teseo a un
banquete y le dio un vaso con una bebida envenenada. Egeo
voluntariamente conspiró con ella por miedo a que los atenienses
prefirieran al popular y joven héroe antes que a él y quisieran colocar a
Teseo en el trono. Afortunadamente, Teseo le hizo saber que era su hijo y Egeo arrojó el vaso con veneno. Medea escapó de la ira de Egeo y se fue a Asia.
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