jueves, 11 de abril de 2019

Notas sobre 'el complejo de Prometeo'

 Prometeo, 1907, Jan Dalville


Proponemos, pues, ordenar bajo el nombre de complejo de Prometeo todas las tendencias que nos empujan a saber tanto como nuestros padres y tanto o más que nuestros maestros. 
-Gastón Bachelard en 'Psicoanálisis del Fuego',1938 

-Rafael Gil
El fuego quema. Esta simple afirmación sirve como introducción al concepto que pretendemos desarrollar en este epígrafe. Si, como Bachelard nos explica en su célebre obra, el fuego prometeico representa el conocimiento, acceder al conocimiento (tocar el fuego) puede resultar peligroso. Es por eso que desde muy pequeños, nuestros padres y maestros nos ordenan tratar con mucho cuidado el fuego, pues nos podemos quemar. Paralelamente nos inculcan el concepto de ignorancia protectora pues hay cosas que es mejor no saber. O simplemente que somos demasiado jóvenes para saberlas. Es el propio padre o maestro quien decide cuándo y cómo accedemos a ese conocimiento. En los ritos de iniciación adolescentes de muchas tribus contemplamos este paso de la infancia indolente a la juventud ilustrada. El fuego juega en ese tránsito un papel básico como símbolo de la transmisión de la técnica y el conocimiento. 
En otro momento de su obra, Bachelard hace referencia al niño que, imitando a su padre, roba las cerillas para ir a encender fuego, lejos de su maestro. Este acto, el robo del fuego (de la técnica para hacerlo), representa el primer gesto de rebeldía frente al conocimiento dogmatizado y establecido en la generación precedente. Con el crecimiento paulatino del niño, este irá accediendo a nuevas parcelas de conocimiento que le pondrán en contacto con nuevas zonas de libertad e independencia. A la par, las prohibiciones y limitaciones de dicho desarrollo se irán volviendo más espirituales y conceptuales. (...)
A pesar del pícnico Prometeo que encontramos en "La luz que quema", esta revuelta es meramente intelectual. No se trata de conquistar parcelas de poder que nos den acceso a más placeres o mayor cantidad de riquezas, sino que se trata de conquistar poder intelectual, la capacidad de más conocimiento. Es este un punto muy importante de la descripción del complejo de Prometeo, el que le diferencia del complejo de Edipo, quien quiso hacerse con todo el poder de su padre, incluyendo su capacidad reproductora. El complejo de Prometeo representa frente al de Edipo el triunfo de la espiritualidad frente al poder material. En realidad, es un complejo padecido por una minoría, una élite de privilegiados torturados por sus ansias de conocimiento.

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