jueves, 8 de octubre de 2015

Mujer fatal


Oh marinero, tú que, cortesano,
al Palacio le fías tus entenas,
al Palacio Real, que de Sirenas
es un segundo mar napolitano,

los remos deja, y una y otra mano
de las orejas las desvía apenas;
que escollo es, no sirte de sirenas,
la dulce voz de un serafín humano.

Cual su acento, tu muerte será clara,
si espira suavidad, si gloria espira
su armonía mortal, su beldad rara.

Huye de la que, armada de una lira,
si rocas mueve, si bajeles para,
cantando mata al que matando mira.


- Luis de Góngora y Argote

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