martes, 6 de octubre de 2015

Don Étimo y las sirenas

 
La palabra sirena proviene del griego Seiren, a su vez de seira que significa "cuerda, lazo, atadura", pues según el mito griego original las sirenas eran unas mujeres bellísimas con grandes alas, "atadas" o "encadenadas" a escollos o montículos de piedras sobresalientes entre las olas del mar. Las sirenas entonaban un canto seductor irresistible para los hombres, en especial, para los marineros que se precipitaban así, sobre ellas e intentaban atraparlas, pero fallaban siempre en el intento, al destrozar sus embarcaciones contra las rocas; algunos se echaban clavados desde cubierta, a fin de aproximarse a nado a las jóvenes seductoras, y perecían fatalmente ahogados. El otro sentido de "atadura" es precisamente la capacidad de las sirenas para enredar, lazar, ligar, atrapar a los hombres... sin forzarlos. Conviene señalar, por cierto, que debido a una confusión del mito original de las sirenas con las leyendas medievales de las nereidas: mujeres también lindísimas y biformes, que en vez de alas, poseían una cola de pez de la cintura hacia abajo, es que hoy en día se tiende a olvidar el pasaje de La Odisea (que describe a las sirenas aladas), para sustituirlo con la imagen más popular de la sirena piscifome. El cuento de La Sirenita de Hans Christian Andersen y su versión cinematográfica de Disney, reforzaron la imagen del pez con torso de mujer o de la fémina con cola de pez. En inglés, el vocablo correspondiente a sirena es mermaid, del inglés antiguo mere: 'mar' y maid, 'doncella, dama'. Por extensión de la noción de 'sonido que alerta o llama la atención' (como el canto de las sirenas), es que se habla de "sirena" de barco, ambulancia y patrulla.

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