Su nombre se vincula a la voz latina fatum (hado, destino). Intervienen
mágicamente en los sucesos de los hombres. Se ha dicho que las Hadas son
las más numerosas, las más bellas y las más memorables de las
divinidades menores. No están limitadas a una sola región o a una sola
época. Los antiguos griegos, los esquimales y los pieles rojas narran
historias de héroes que han logrado el amor de estas fantásticas
criaturas. Tales aventuras son peligrosas; el Hada, una vez satisfecha
su pasión, puede sar muerte a sus amantes.
En Irlanda y en
Escocia les atribuyen moradas subterráneas, donde confinan a los niños y
a los hombres que suelen secuestrar. La gente cree que poseían las
puntas de flecha neolíticas que exhuman en los campos y a las que dotan
de infalibles virtudes medicinales.
A las Hadas les gusta el
color verde, el canto y la música. A fines del siglo XVII un
eclesiástico escocés, el Reverendo Kirk, de Aberboyle, compiló un
tratado que se titula La Secreta República de los Elfos, de las Hadas y
de los Faunos. En 1815, Sir Walter Scott dio esa obra manuscrita a la
imprenta. Del señor Kirk se dice que lo arrebataron las Hadas porque
había revelado sus misterios. En los mares de Italia el Hada Morgana
urde espejismos para confundir y perder a los navegantes.
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