En la portada de la revista New Yorker se publicó una caricatura de Barry Blitt que ha generado una discusión intensa y acerba. Pues sólo porque previamente se descubrió y publicó una fotografía de Obama ataviado como musulmán, con el hecho de fondo de que Barak pasó su infancia en Yakarta, Indonesia, donde se educó por fuerza en escuelas musulmanas, ¿se le puede representar en caricatura como islamista y a su mujer como terrorista, a quien saluda de puños como hacen los negros, mientras arde en la chimenea la bandera norteamericana bajo el retrato de Osama Bin Laden? ¿Exceso, mal chiste, insulto? Los editores de la revista sostienen el argumento del caricaturista: "es una ironía contra lo políticamente correcto". ¿De veras? Me parece que el colega Blitt "rizó el rizo", para usar la expresión madrileña. Es decir, pretendió burlarse de los que se burlan e insultan a Obama, como hacen los republicanos ultraconservadores que tachan a Obama de islamista, pero tengo mis dudas sobre si logró su objetivo. ¿Alcanza la caricatura a dar esa vuelta irónica? ¿Ustedes qué opinan? En cualquier caso, la polémica ya se eleva ahora hasta el grado de cuestionar la labor del caricaturista político."¿Qué tan lejos puede llegar?", se preguntan en EEUU.
3 comentarios:
No le dio la vuelta, es totalmente directo el racismo contra Obama. Los saxon tienen el mismo miedo que los catolicos, al afirmar que cuando haya un papa negro sera la señal del fin del mundo, igual de racistas los vaticanos que los confederados.
Los gabachos siempre andan de llorones, es una caricatura y ya (muy original).
NO quieren al negro y ya, porque no lo dcien tal cual es, en vez de dicer pendejadas.
saludos.
Dicer ¿eda?.......¡ey!
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