jueves, 10 de marzo de 2022

No al Trenecio Maya

La Península de Yucatán es una esponja: piedra hueca, somera, kárstica, tan impresionante como susceptible. Una voz popular dice que su extraña composición se debe a su prematuro nacimiento geológico, cuando un meteorito la obligó a salir a la superficie. Quizá por eso está llena de ríos subterráneos, que de vez en cuando se asoman al exterior a través de puertas en la tierra que parecen cráteres. Hoy, el sistema de cenotes, del cual depende el derecho al agua, a un medio ambiente sano y al desarrollo de una vida digna de los pueblos mayas, es amenazado por la construcción del proyecto Tren Maya, el cual concesionaría sus aguas para construir nuevas ciudades (polos de desarrollo), complejos hoteleros, estaciones y parques agroindustriales. La Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xíinbal y el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible solicitaron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que emita medidas cautelares para proteger al sistema de cenotes como parte integral del territorio de distintas poblaciones indígenas, el cual se ve gravemente amenazado por la construcción del megaproyecto. La solicitud se hizo a favor de dieciséis comunidades mayas de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, así como a favor de la población maya que se encuentra en las ciudades de Mérida y Valladolid. El Congreso Nacional Indígena y organizaciones aliadas llaman a difundir esta información en una campaña llamada “Yo prefiero los cenotes”.

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