lunes, 31 de agosto de 2020

Charles Baudelaire faleció el 31 de agosto de 1867

    Déjame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus cabellos; hundir en ellos mi rostro entero, como hombre sediento en el agua del manantial, y agitarlos con mi mano, como un pañuelo oloroso, para sacudir los recuerdos al aire.

¡Si pudieras saber todo lo que veo! ¡todo lo que siento!, ¡todo lo que oigo en tus cabellos! Mi alma viaja por el perfume como el alma de los otros hombres por la música.

Tus cabellos contienen todo un sueño, lleno de arboladuras y velámenes; contienen vastos mares cuyos monzones me llevan hacia climas encantadores, en que el espacio es más azul y más profundo, donde la atmósfera está perfumada por los frutos, por el follaje y por la piel humana.

En el océano de tu cabellera entreveo un puerto en que pululan cantares melancólicos, hombres vigorosos de todas las naciones y de navíos de toda forma, que recortan su fina y compleja arquitectura sobre un cielo inmenso en el que se acomoda el eterno calor.

En las caricias de tu cabellera vuelvo a encontrar las languideces de las largas horas pasadas en un diván, en la cámara de un hermoso navío, mecidas por el balanceo imperceptible del puerto, entre macetas y jarros refrescantes.

En el ardiente hogar de tu cabellera respiro el olor del tabaco mezclado con el opio y el azúcar; en la noche de tu cabellera veo resplandecer lo infinito del azul tropical; en las orillas vellosas de tu cabellera me emborracho con los olores mezclados del algodón, del almizcle y del aceite de coco.

Déjame morder mucho tiempo tu melena pesada y negra. Cuando mordisqueo tus cabellos elásticos y rebeldes, me parece que como recuerdos.

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