martes, 7 de abril de 2020

Antidogma

Menos dogma, más acción

Es común que cuando los seres humanos atraviesan por momentos de estrés busquen un estado de ánimo en el que se sientan cómodos, aun cuando no sea correcto. Puede ser victimizándose, deprimiéndose o poniéndose violentos.
El Presidente de la República buscó querencia donde se siente seguro, una visión estatista de la economía en la cual la inversión pública es el motor y el gobierno es el gran proveedor. Ese es, y siempre ha sido, su proyecto de gobierno.
En México la inversión total suma 21 por ciento del PIB, sólo dos provienen de la inversión del gobierno. El Presidente prometió la creación de dos millones empleos, algo así como siete mil 250 empleos diarios en promedio (la planta de Constellation Brands que se canceló planteaba una inversión de mil 500 millones de dólares y la creación de tres mil 500 empleos). Contar a los beneficiarios de programas sociales como empleados es un error grave, desde cualquier lugar del que se vea.
El jefe del Ejecutivo mantuvo lo que ha sido su sello, una posición ideológica de la realidad. Está convencido de que el modelo neoliberal, cualquier cosa que eso sea, se está desmoronando en el mundo. El Padre del Análisis Superior reitera, no existen políticas económicas neoliberales o de izquierda, sólo las que funcionan y las que no.
Generaliza. Supone que todos los empresarios son como los personajes de Abel Quezada, ignorando que la mayoría son personas que viven al día, dueños de pequeños negocios, de entre uno y seis empleados, personas que no tienen cuentas en el extranjero ni grandes ahorros a costa del sudor de los trabajadores.
Crea un silogismo falso. Si bien tiene razón en que el gobierno requiere del pago de impuestos para poder cumplir con sus responsabilidades sociales, se equivoca en negar cualquier apoyo de liquidez a las empresas. Si las empresas no tienen utilidades, no generan impuestos. Si las personas pierden su trabajo, no contribuyen con el pago de impuestos. No deben hacerse estimaciones alegres de la realidad.
En la zona de confort en la que se colocó el Presidente para enfrentar la crisis, determinó que aquellos que no están a su favor, están en su contra.
Es poco creíble que quienes esperan alivio para sus negocios y sus trabajadores en la micro y pequeña empresa estén buscando reinstaurar el régimen de corrupción.
REMATE CREATIVO
Es un hecho que se requieren medidas adicionales para enfrentar la crisis que, de acuerdo con los expertos, podría rondar los 90 días en sus fases más críticas. Las crisis, que por definición son temporales, requieren que se desarrollen habilidades nuevas.
Dejar de pensar todo en términos políticos maniqueos y buscar soluciones nuevas que comienzan por dejar de perderse en etiquetas que descalifican a unos y otros.
Nassim Taleb establece que lo que no es antifrágil tiende a desaparecer. No se refiere a ser duro sino a la capacidad de desarrollar nuevas habilidades ante una crisis. Bajo este principio el PAS plantea:
1.- Dejar de usar conceptos ideológicos y convertirnos en pragmáticos. Un ejemplo, el endeudamiento no es malo en sí mismo, depende del uso que se le dé a los fondos.
2.- Poner como principio a los que menos tienen. No mediante sistemas de dádiva, sino de preservación del empleo, de la mano con la iniciativa privada.
3.- Créditos fiscales para medianas, pequeñas y microempresas que hayan estado al corriente con el SAT al último día de febrero y que no despidan a uno sólo de sus trabajadores.
4.- Que el gobierno asuma todo, o por lo menos una parte, y de manera temporal, el salario de trabajadores que de otro modo serían despedidos ante la caída en las ventas. Un ejemplo, para los empleados en la industria automotriz.
5.- Dejar de considerar a los otros, en cualquier lugar de la ecuación, como enemigos. El país requiere de la suma de todos. Divididos somos más débiles.

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