lunes, 2 de septiembre de 2019

Contra los números

Misterios de la trinidad
-Jesús Silva-Herzog Márquez, 2 sep 019 

(...) La política lopezobradorista es, en ese sentido, hondamente reaccionaria. Una política que desprecia el conocimiento y la técnica, que desconfía de los especialistas, que apuesta todo a su intuición y a su sensibilidad. Ayer, cuando volvió a la carga contra los números dejó claro que, a su juicio, lo esencial no es medible. En su primer-tercer informe, describió a los números como una obsesión de los tecnócratas que la Nueva Era debe superar. ¿Para qué perder el tiempo midiendo el crecimiento si ese dato no es relevante para la felicidad del alma? En la diatriba presidencial contra la medición del crecimiento, hay, por supuesto, un reproche moral. Los economistas que le toman el pulso a ese dato se fugan de la realidad. Se preocupan por montos y porcentajes porque no se conmueven con la vida. Medir no es, entonces, proveerse de un instrumento confiable para orientar la acción. Una herramienta para registrar adelantos y para identificar problemas. El Presidente sostiene que medir es evadirse de lo importante. Así lo dijo ayer. "Otro elemento básico de nuestra política es hacer a un lado, poco a poco desechar la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función del simple crecimiento económico. Nosotros consideramos que lo fundamental no es lo cuantitativo, sino la distribución equitativa del ingreso y de la riqueza". Y más adelante aseguraba el Presidente que ahora hay más desarrollo y más bienestar. Lo notable de estas líneas es que, al tiempo que desprecia la objetividad de la cifra, abraza con absoluta certeza una percepción que no tiene el mínimo sustento en la lógica ni en la evidencia. (...)

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