La drástica medida del gobierno federal, en específico, del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador (pues el ingeniero agrónomo sin título, el tabasqueño Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, es mero funcionario-acata-órdenes), de cerrar el poliducto de Salamanca para combatir el huachicoleo, no obstante el noble fin justiciero, es cuestionable como estrategia, sobre todo cuando su diseño no se transparentó ni se sometió a evaluación previa, por ejemplo, del Congreso federal; cuando encima su ejecución se realizó sin comunicación ni coordinación con las autoridades, en este caso, de Jalisco. En efecto, dado el efecto sorpresa de la decisión unilateral del cierre del poliducto y el consecuente desabasto de gasolina en la zona metropolitana, no hay forma de saber si, de veras, dicha acción es eficaz contra el robo de combustible y vale la pena el sacrifico de los automovilistas tapatíos ¿Cómo se estableció la ecuación: desabasto de gasolina para la población es igual a fin del huachicoleo? Causar un mal sacrificando a la población, en función de obtener un bien mayor como el fin del huachicoleo, ¿es una medida justa, sensata, pero sobre todo, eficaz? El presidente López Obrador ya presume cifras a la baja del robo de combustible, pero, ¿cómo saber si la fuente de información es correcta? Es decir, ¿cómo evaluar al evaluador de la lucha contra el huachicol? No basta con la palabra del presidente. Es urgente que se transparente el diseño y la implementación de la estrategia oficial, a fin de cotejarla con otras medidas posibles y estrategias alternativas. ¿Esa fue la única opción del Gobierno federal? Se necesita conocer el origen de la estrategia de marras para confirmar con certeza la pertinencia de la medida extrema de desabasto de combustible y, en general, el supuesto éxito del plan anti-corrupción diseñado por el Ejecutivo.
Relato y recuento de los daños
El poliducto (*) de la refinería de Salamanca, Guanajuato, que abastece las dos terminales de hidrocarburo de Jalisco, fue cerrado como parte de la estrategia del Gobierno federal contra el robo de combustible ( la popularmente llamada práctica del huachicol o huachicoleo ).
Ante el cierre y el consiguiente desabasto de combustible en Jalisco y otros estados del Bajío, Petróleos Mexicanos (Pemex) ordenó suplir la demanda de gasolina, mediante 'pipas'.
Así, los camiones cisterna o pipas, parten por carretera tanto de Manzanillo, Colima, como de Mazatlán, Sinaloa, y llegan a Jalisco a las terminales de almacenamiento y distribución ubicadas en El Salto y Zapopan (**).
Con dicha medida vía terrestre, sin embargo, sólo se alcanza a cubrir una mínima parte de la demanda de los tapatíos que ronda los 15 millones de litros diarios.
Se calcula, además, que se necesitará por lo menos, un mes para recuperar el nivel original de las reservas de los tanques de almacenamiento de Pemex en Jalisco.
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(*) Poliducto
(**) Tanques de Almacenamiento
Uno de los dos tanques de almacenamiento de Pemex en Jalisco, denominado El Castillo, se localiza en el municipio de El Salto. Según datos oficiales, tiene una capacidad de almacenamiento útil de 220 mil 500 barriles de combustible (unos 35 millones de litros), que de acuerdo a Pablo González, líder de los empresarios gasolineros, tardarían hasta un mes en recuperar las reservas tras los días de escasez.
Otro de los dos tanques de almacenamiento de Pemex en Jalisco, se localiza en el municipio de Zapopan, sobre avenida Aviación. Según datos oficiales, tiene una capacidad de almacenamiento útil de 281 mil barriles de combustible (unos 44.7 millones de litros), que de acuerdo Pablo González, líder de los empresarios gasolineros, tardarían hasta un mes en recuperar las reservas tras los días de escasez.
Otras fuentes de distribución: Mazatlán, Sinaloa
Desde Mazatlán se envían auto-tanques para satisfacer la demanda de combustible en la Zona Metropolitana de Guadalajara. El resto del Estado se surte con las pipas que salen desde el puerto de Manzanillo.
Puerto de Manzanillo
La gasolina también se está trayendo a Jalisco en pipas de Pemex desde Manzanillo, Colima. Según Pablo González, líder de los empresarios gasolineros, el viaje puede durar de 5 a 8 horas, con 150 pipas (al triple de capacidad) custodiadas por el Ejército y la Marina.
-Infografía del periódico El Informador
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