Mitos sobre las elecciones gringas
Mas si osare estropajo enemigo/
profanar con su muro tu suelo (...)
-Manuel Falcón
Mas si osare estropajo enemigo/
profanar con su muro tu suelo (...)
-Manuel Falcón
El
resultado de la elección presidencial de Estados Unidos
sacudirá a México. No sólo en materia económica sino social (de obtener
el
triunfo la Trumpeta nos regresará millones de paisanos, puestos de tacos
y
burritos incluidos); en cuanto a las repercusiones políticas, ya podrá
irse
sobando con anticipación el presidente Peña si gana Hillary. De más está
decir que los mexicanos perciben la grilla gringa con lentes
distorsionados por
el ADN priista (piensa, oh, patria querida, que el cielo de Plutarco, un
priista en cada hijo te dio) con el que han nacido –mal que les pese- todas las
generaciones de nuestra historia desde 1928. Aun la oposición actual se
define a partir de su relación respecto del PRI, el gran referente. De ahí
nuestra visión cargada de mitos a partir de concebir la política desde la truculencia, la conspiracionitis, los dedazos, con villanos estelares, mesías de sí mismos, candidatos-más-ciudadanos-que-el-ciudadano-de-a-pie, solicitudes súbitas de licencia-para-la-fuga y en suma, juegos oscuros de poder a lo Game
of Thrones (o en rigor, House of Cards) con que percibimos las elecciones de Estados Unidos, el ejercicio electoral de que hace gala cada cuatro años, la primer potencia del mundo con la cual,
nosotros, humildes vecinos de a veinte pesos, sostenemos -desde tiempos del productor del Himno Nacional, Antonio López de Santa Anna- una relación de
amor/admiración-odio/repulsión).
¿Cuáles son dichos mitos mexicanos sobre las elecciones estadounidenses?
¿Cuáles son dichos mitos mexicanos sobre las elecciones estadounidenses?
1.
Tanto el Partido Republicano como el Partido
Demócrata son de derecha; es decir, ambos son institutos políticos
conservadores. Por ende, ya sea que gane Trump ya sea que triunfe
Hillary, será
lo mismo para los mexicanos porque siempre, el presidente del coloso del
Norte,
se levanta todas las mañanas pensando en cómo joder a México. Lo
anterior no es
verdad. En realidad, a nuestras humildes biografías tenochcas les iría
mucho
mejor con Hillary en la Casa Blanca; y nos convendría más el Partido
Demócrata (el
más antiguo del mundo, vigente desde 1828) en el poder, por su
idiosincrasia
liberal y defensa de los derechos de las minorías. Hillary se involucró
precisamente en
política para conseguir (el sueño de toda hija que ha visto sufrir a su
padre)
lo que su admirado papá, Hugh E. Rodham, hijo británico de mineros del
carbón, no logró:
triunfar en la política estadunidense. En cuanto a la extraordinaria
fuerza de voluntad, Hillary la aprendió de su madre Dorothy (que fue
niña
abandonada por sus padres y, a pesar de ello, trabajadora, sola, desde
los catorce años), lo que le ha servido para crecerse al
castigo y desprecio de un sistema patriarcal machista, que considera a
la mujer
sólo como dama de compañía (la Primera Damita zonza, como esposa a cargo
del DIF)
y de preferencia, guapa (como Jackie Kennedy; o ahora, como la serbia
Melania- la gold digger o cazafortunas que "en buena
hora" –ha de pensar por las noches con el Donaldo bofo roncando ruidosamente al
lado- "atrapé al millonario neoyorkino boquirroto al que me basta sólo con peinarle
el estropajo naranja para subirle el ego").
2.
Hillary es una bruja corrupta que -de acuerdo
con la fuente del máximo troll conspiracionista de YouTube, Alex Jones- debe
ser encarcelada de por vida por sus "crímenes" en compañía de Bill (Bonnie and Clyde en la fantasía republicana) y por la masacre-en-cadena de sus e-mails. Para los millenials
candorosos, el candidato demócrata ideal, el "bueno", era el ruquito
cascarrabias
Bernie Sanders porque proponía la "revolución socialista norteamericana"
(sic se vale soñar: Bernie
vestido de Campanita). Lo anterior no es verdad. Aquí
conviene rescatar el concepto de género, tan llevado, tan raído y
tergiversado por feministas avergonzadas de ser confundidas con
machorras.
Hillary es odiada por los machos gringos y extranjeros, igual que odian a
la
canciller Angela Merkel, pues los hombres no soportan a una mujer con
poder, que para colmo no
está al servicio de un hombre ¡ni es guapa! sino que exhibe una imagen
de tía
regañona. Pero las minorías de la Unión Americana: afroamericanos e
hispanos; mujeres (por las
que Hillary defiende la interrupción del embarazo como decisión íntima de
ellas) y el colectivo LGBTT, serán las más protegidas y favorecidas si gana Hillary (y al
contrario, será a las que peor les irá con el Donalduck)
3.
Si gana el Donaldrástico, todos los mexicanos
bad-hombres regresarán gustosos a México por su propio pie,
marchando en fila
india encabezados por el líder panista, Ricardo Anaya. No es verdad: la
Trumpeta apocalíptica deportará a los paisanos en vagones de ganado como
hicieron los nazis con los judíos ¿Cómo es posible semejante atrocidad
contra los derechos humanos en pleno siglo XXI? El monstruo naranja está
ahí, no hay que olvidarlo, porque es un “ciudadano independiente”... de
la clase
política: tan odiada por la moda de los millenials
que están en contra del lenguaje de lo “políticamente correcto”. Pues lo correcto ahora
es insultar, hacer bullying, solazarse en muestras de racismo y sexismo (grab by the pussy!... a Giuliani).
4.
Si gana Hillary, el exsecretario de Hacienda (exclamando
“sorry, sorry, excuse me”, paso a
paso), Videgaray, ya podrá irse disfrazando de Mónica Lewinsky para servir
durante un año, de interno becario bajo las órdenes del Primer Caballero, Bill
Clinton. No comments.
5.
El único que podría enfrentar a un presidente temperamental
ultra-Trumpetero, sería un presidente mexicano temperamental ultra-AMLO. Pero resulta
que el tabasqueño chilango carece de conocimientos y
experiencia en el terreno de Relaciones Exteriores; encima de que su visión del
mundo en relación con México, se quedó en la era estatista del “milagro
económico”, durante la Segunda Guerra Mundial, con la sustitución de
importaciones. AMLO aparte, se ha desgastado tanto en la grilla nacional (cual voyeurista enfocado exclusivamente en Los Pinos) que no se ha
dado tiempo para conocer mundo; no podría ubicar en el mapa, por ejemplo, la ciudad de
Alepo. Peor aún: AMLO no habla ni lee inglés (al Trump le diría “Jonald”). Por
no hablar de la enorme paciencia diplomática que se requiere -como la de Obama que no la tiene ni AMLO- para tratar con EEUU:
pobres ellos, tan cerca de México y tan lejos de la Virgen de Guadalupe.
6.
El imperialismo yanqui está en decadencia: China
y Rusia lo van a sustituir. Lo mejor es aprender el idioma
chino-mandarín con
algo de ruso (estilo macho Putin). Lo anterior no es verdad: Estados
Unidos
podrá tener competidores comerciales que todo lo copian y asimilan (los
chinos
ya están clonando con bambú el Pentágono); o verse asediados en la
grilla
internacional por el nuevo zar Vladímir; pero en realidad, Rusia apenas
se está reponiendo del desmoronamiento del régimen soviético; y
mientras el hormiguero chino siga siendo una dictadura de partido único
que repudia la democracia, por muchos perfumes y vestidos patito calcados de las marcas de lujo originales, nunca levantarán cabeza. Hoy por hoy, los Estados Unidos son y seguirán
siendo aún por mucho tiempo, la primer democracia y potencia económica innovadora del mundo. Y al humilde vecindario
mexicano más le vale hacerse a la
idea de sostener una buena e inteligente relación diplomática con dicha potencia (¡que Peña
deje ya de colocar amigochos y parientes ignorantes en embajada y
consulados!).
7.
La elección de Hillary está arreglada (o como se diría en México: “está planchada”). Rigged!,
ladra Drumpf. Lo anterior no es verdad salvo que la inminente elección
se tache aún con criterios marxistas trasnochados, de "democracia
burguesa". Al revés: los gringos tardan tanto en el proceso electoral
porque echan mil y un candados (y ahora, contraseñas a prueba de hackers, Assanges y Snowdens)
para asegurar la transparencia de las elecciones. Por cierto, Lorenzo
Córdova, presidente consejero del INE, estará allá en la Unión
Americana, el martes 8 de noviembre en calidad de "observador". Ojalá
observe y aprenda algo sobre cómo transitar próximamente nuestro sexenio
en 2018 sin sobresaltos.
Mitos aparte, Hillary debe ganar si México quiere sobrevivir con el agua al cuello a mitad del Río Bravo.
Mitos aparte, Hillary debe ganar si México quiere sobrevivir con el agua al cuello a mitad del Río Bravo.
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