sábado, 28 de marzo de 2015

¿Qué llevó al copiloto Andreas Lubitz a estrellar deliberadamente su avión?


A propósito del tema de la semana tratado en El Acordeón (programa de radio diario, de lunes a viernes, trasmitido de 3 a 4, por el 104.3 de FM): 
la neurosis (o enfermedad de los nervios), se comentó y conversó desde distintos ángulos y planos a propósito de dicha enfermedad mental, en el sentido de que todos los urbanosaurios de la era actual tenemos cierto grado de neurosis, pero que no basta con tan sólo admitir semejante condición: es importantísimo saber de qué tipo es; o sea, que resulta además necesario y, a veces, urgente, realizar un esfuerzo de re-flexión, de introspección -con ayuda incluso de terapeuta- para saber ponerle nombre a nuestra neurosis: ¿es paranoia, esquizofrenia, depresión; es ansiedad, son ataques de pánico, es una neurosis traumática, etcétera...? En suma: en el programa se concluyó que uno debe hacerse responsable de su propia neurosis a fin de no endosársela a los prójimos.
Lo dicho en El Acordeón cobró dimensiones de dramático realismo en el caso de la tragedia del avión alemán Airbus A320, vuelo 4U 9525, de la compañía Germanwings (de la casa matriz Lufthansa) derribado el pasado 24 de marzo, adrede en los Alpes franceses por el copiloto Andreas Lubitz
Se trata de un caso en el que se ocultó una neurosis depresiva por motivos laborales y vocacionales. En efecto, aun a sabiendas de que estaba enfermo de los nervios, de que su psique padecía una severa crisis, Andreas no estaba dispuesto a que se le prohibiera volar. Esa era su pasión desde niño: ser piloto. Un simple examen psiquiátrico no obstacularía jamás su vocación. Antes muerto que dejar de volar. Y así ocurrió.
Según informes médicos descubiertos después de la tragedia aérea, se supo que el copiloto Andreas Lubitz sufría "burnout (estrés ocupacional crónico) y depresión". 
Pero, ¿qué quemó (burn) los nervios de Lubitz? ¿Qué le causaba depresión?
A manera de apunte rápido, se recoge aquí parte de un reportaje del periódico británico The Independent
Para quienes no lean en inglés, se adelanta en forma sintética, que en las indagaciones que el reportero Tony Paterson llevó a cabo en el terruño del copiloto Andreas (nacido hace 27 años en Montabaur, Alemania, un pueblecito de 13 mil habitantes) sobresalen aspectos no físicos (en su apariencia exterior -véase la foto-, Andreas se encontraba en perfectas condiciones) sino detalles psicológicos reveladores. Por ejemplo:
a) Andreas había sido declarado en 2007, "no apto para volar", según dictamen de la escuela de pilotos de Phoenix, Arizona;
b) Durante 18 meses, Andreas se sometió a un tratamiento psiquiátrico;
c) En 2009, sufrió "un episodio de severa depresión" sin que se especifiquen detalles; 
d) Un día antes del fatídico vuelo, Andreas rompió con su novia a quien había comentado que él, algún día, pasaría a la historia, pues "haría algo que cambiaría todo el sistema"; 
e) Andreas tenía problemas de identidad sexual. Lo apodaban el Tomate Andi.  
En la jerga gay, referirse a alguien como "tomate" es eufemismo para aludir a un gay de clóset, ya que el tomate es en apariencia vegetal, cuando en realidad se trata de una fruta.

El caso del copiloto alemán es un terrible ejemplo de persona que no sólo se niega a reconocer, nombrar, su neurosis, sino que decide incluso pasar al acto, convertir en real su devastadora conclusión psíquica: "la depresión no me impedirá volar: primero muerto, así sea en compañía de 150 seres humanos ajenos a mi razonamiento (como ajenos han sido todos desde mi infancia y adolescencia a mi razonamiento/sufrimiento: pues, ¡que sufran ahora todos conmigo, al cabo que, como siempre han hecho, seguirán manteniéndose ajenos, indiferentes a mi suicidio=muerte de mi sufrimiento)." (MFM)

**************************************************
(...)
Lubitz aspired to a career in the skies, joining the Westerwald flying club aged 14 to learn to fly gliders. He was so pleased to become a Lufthansa pilot that he used to turn up in uniform at his grandparents’ house outside Munich.
Yet something untoward ('adverso, inesperado') appears to have happened to him after his idyllic Westerwald days, despite Lufthansa chairman Carsten Spohr saying that nothing had led the airline to suspect that he was psychologically unsuited to an airline pilot’s responsibilities.
When Lubitz applied to Lufthansa in 2007, he first worked as a cabin steward, a highly unusual choice for a would-be pilot. His time in that role was to earn him the bizarre nickname "Tomato Andi" from pilot colleagues.
After a year, he was finally taken on for training as a pilot and dispatched to the Lufthansa flight school in Phoenix, Arizona. But there, it emerged yesterday, he was deemed "unfit to fly" several times. His shaky record obliged Lufthansa to concede that he had been obliged to "interrupt" his training programme for several months, though it refused to say why.
But Lufthansa sources revealed yesterday that Lubitz had received psychiatric treatment for 18 months and that although he completed flight training, he was downgraded several times because he was suffering from depression. In 2009, he was reported to have suffered a "serious depressive episode". 
********
Were his problems caused by a troubled personal relationship? 
Yesterday investigators told Germany’s Bild newspaper that Lubitz had a "serious relationship crisis" with his girlfriend and according to one report last night he split with her the day before the crash. An ex-girlfriend told Bild that Lubitz had once told her he wanted his name remembered and that he planned to go down in history by doing something to "change the whole system". She said: "I never knew what he meant but now it makes sense." She added that he was tormented and suffered nightmares, waking screaming "We’re going down!" Other theories concerned his sexuality. There was speculation yesterday that he may have been gay and felt forced to keep it secret, after it emerged that a male friend had sent a message to Lubitz’s personal website after the crash. It read: "We were only talking yesterday about what we would do together when you came back. You always made me smile." 
It was suggested to The Independent that "Tomato Andi" was a joke gay term used to describe someone who repressed their homosexuality, a tomato being commonly referred to as a vegetable despite being a fruit.
In any case, it now seems certain that Lubitz had serious psychological problems which he kept secret.

-Desde Montabaur, Alemania, Tony Paterson para el diario británico The Independent, 27 de marzo de 2015

1 comentario:

elexploradordeloreal dijo...

!Al parecer, el "trending topic" de la semana, dejo pasmada a la expectativa-escarnio público (no se esperaba la transgresión de un enfermo). Tenían la expectativa, de que fuera algo más trascendental. Todo se convirtió en una dialéctica más compleja: apareció un impasse. La siniestra aventura del mundo adulto, colapsó todo "valor social". -la locura nace en los primeros ocho años del nacimiento, nace con las relaciones que tienes, a la vez, en la familia, y, con la vida social. ¡si no puedo desahogarme no vale la pena vivir! ¡si no debo desahogarme no vale la pena vivir! ¿cosificación del lenguaje, o la idea de la creación, es el resultado de la neurosis?