viernes, 8 de enero de 2021

Bocanegra, historia de amor con Himno Nacional de fondo

El 8 de enero de 1824 nació en San Luis Potosí, el poeta Francisco González Bocanegra, compositor de los versos del Himno Nacional mexicano. Por supuesto que dado el tono machacón,  belicoso y castrense del himno, sólo alguien apellidado "Bocanegra", vulgo agujero de cañón, pudo componer semejantes versos, caray. Así, el poeta potosino Francisco González Bocanegra es recordado precisamente no por el apellido paterno sino por el materno, pues en México abundan los "González". Y es sabido que el 13 de noviembre de 1853 , el once veces presidente de México, el general Antonio López de Santa Anna, su Alteza Serenísima, todo él ataviado con capa roja, gorro de plumas, espadón- y derrochando fanfarronería , pompa y circunstancia , advirtió que sólo le hacía falta un himno que cantara su gloria y, de pasada, la del país. De manera que el dictador Santa Anna ordenó que a su Ministro de confianza, Miguel Lerdo de Tejada, organizar de inmediato un concurso que premiase la mejor letra del himno nacional, que de la música ya se encargaría él de mandar traer un compositor y director de orquesta extranjero muy amigo suyo.  

Cuentan que el poeta Bocanegra, en su natal San Luis Potosí, provincia en marcha... de tortuga, bostezó al enterarse de dicha convocatoria publicada en el Periódico Oficial, así que prefirió visitar a su novia, bella damita de la alta sociedad, Guadalupe González del Pino y Villalpando, alias la Lupita. Y precisamente, al enterarse Lupita del concurso nacional, para el cual, el mismísimo presidente Santa Anna ofrecía como premio, además del metálico, que la letra ganadora fuese declamada en su Serenísima presencia en el Teatro Nacional, la enjundiosa novia González del Pino y Villalpando, ipso facto instó a su novio Bocanegra, el pachorro poeta lírico famoso en su casa de San Luis Potosí, a que se abocara a la tarea de componer los versos de dicho himno que de ganar el concurso, lo cubriría de fama y gloria. De modo que apuró al vate a que se pusiera manos a la obra, pues el gobierno había dado sólo mes y medio de lapso para entregar la letra. Sin embargo, el joven Bocanegra, perezoso y sin otro ánimo más que de  perderse en besitos y arrumacos con la Lupita, confesó que le faltaba inspiración y ganas de ponerse a escribir. Es entonces cuando la hacendosa Lupita urde una estratagema audaz y en insólito gesto -es la mitad del decentísimo siglo XIX- ¡invita a su alcoba al poeta remolón! Así que entre el asombro y el susto ante la viva iniciativa de la Lupita, el poeta Bocanegra sigue presuroso a su atrevida novia a la recámara de ella. En cuanto ingresan al cuarto, ella le advierte que antes que nada, lo invita a sentarse en la mesita del tocador, le da pluma y papel y le solicita que, a fin de inspirarse románticamente, le redacte primero un poema de amor. "Aguarda un momento", exclama Lupita, "no hay suficiente tinta , voy por otro frasco". Perplejo, el poeta Bocanegra , intenta una respuesta , pero apenas abre la boca cuando Lupita ha cerrado tras de sí la puerta de la habitación. Estupefacto y encerrado, Bocanegra escucha la vocecilla de su novia : "cerré ya la puerta con llave . No te voy a dejar salir hasta que me entregues la letra de un himno nacional mexicano para el concurso". Bocanegra protesta: ¿Qué le pasa a Lupita? ¡No sé! ¿Qué le pasa a esa niña? ¡No sé! ¿Qué es lo que quiere? ¡No sé! Te prometo que mañana lo escribo de un jalón, pero ahora, ven aquí conmigo, dame un besito ..."; pero Lupita porfía : "¡No sales hasta que termines los versos de un himno a la patria! ". El poeta famoso en provincia no tiene más remedio que sentarse a redactar, rápido, para salir de la claustrofóbica situación. Así que, cuatro horas más tarde , el poeta Bocanegra, golpea desde dentro la puerta; Lupita acude presurosa : "¿Y bien?". Una a una las hojas de papel profusamente escrito con diez estrofas, las va deslizando por debajo de la puerta y reclama pegando su boca-negra a la puerta: "¡Ya puedes entrar para abrazarte! ¡Abre, Lupe, por Dios!". Con toda parsimonia y sangre fría, Lupita reúne las hojas cubiertas de versos y estrofas que inserta en un paquete, lo ata con una cinta y lo entrega a un criado que se lo lleva de inmediato al correo. 

Tiempo después, el 15 de agosto de 1854, por las calles de San Luis Potosí , el bando presidencial anuncia al triunfador del concurso de la letra del himno nacional : "el ganador es el poeta de provincias, Francisco González Bocanegra". Lupita abraza a su atónito novio y le susurra al oído que acepta ser su esposa, ... pero después de que recoja el premio en la Ciudad de México de manos del presidente. 

De tal forma, el 15 de septiembre de 1854, a la mera capital del país, fue a dar toda la familia González Bocanegra y también la familia de la novia ya comprometida, los González del Pino y Villalpando: papás, hermanos y hermanas, tíos y tías, primos y primas, abuelitos y abuelitas, suegras y suegros, colados y arrimados, perros y gatos, incluido el perico, a fin de instalarse en las butacas del majestuoso Gran Teatro Nacional, donde el general López de Santa Anna, en lo alto de un palco y apoltronado en la dorada silla presidencial, contempla en escena al poeta potosino Bocanegra, con labios entornados cual boca de cañón, recitar verso a verso, estrofa por estrofa, el himno compuesto en la alcoba de la novia : "¡Mexicanos al grito de guerra, el acero aprestad y el bridón, y retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del... Bocanegra!". Todo el público del Teatro Nacional constituido por lo más selecto de la sociedad de la Ciudad de los Palacios, damas copetonas y caballeros de postín, ¡ojo! atentos a gestos y manos de su Alteza Serenísima, el presidente -once veces ya- Antonio López de Santa Anna, ... que pasa del rostro pétreo a la sonrisa , pone de pie y con sus guantes blancos se pone a aplaudir. Todo el Teatro lo imita y se viene abajo en aplausos. El poeta Bocanegra, caravana tras caravana, agradece las ovaciones, atento sobre todo a la Bocarroja de su Musa Lupita. Ya luego un músico catalán, un tal Jaime Nunó, sería mandado traer de Cuba para ponerle música a los versos militares: "piensa ¡Oh, Patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio".

Cabe concluir que con el paso de los años y caído bajo la rueda de la historia, el general López de Santa Anna, que pasó de héroe a villano, las nuevas autoridades se vieron en la urgente necesidad de "corregir" y eliminar los versos lambiscones de Bocanegra, dedicados a su Alteza Serenísima:

"Del guerrero inmortal de Zempoala

te defiende la espada terrible

y sostiene su brazo invencible 

tu sagrado pendón tricolor.

Él será del feliz mexicano 

en la paz y en la guerra el caudillo, 

porque él supo sus armas de brillo

circundar en los campos de honor".

PD a modo de esquela- Ciña ¡oh patria! tus sienes de oliva, de la paz el arcángel divino: el poeta Francisco González Bocanegra falleció de fiebre tifoidea a los 37 años/ Que en el cielo tu eterno destino, por el dedo de Dios se escribió: Jaime Nunó, con diabetes, murió a los 50 años. (MFM)

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