martes, 27 de febrero de 2018

Baubó/ O el coctel de eros y risa: la mejor medicina

Baubó vivía en Eleusis, junto con su marido Disaules.
A Eleusis precisamente arribó la diosa Deméter, en desesperada búsqueda de su hija
Perséfone (la madre ignoraba que su hija había sido raptada por Hades, el dios del inframundo), donde fue acogida con amabilidad y cortesía por Disaules y Baubó.
Aunque se esforzó por disimular su tristeza, Deméter no logró engañar a Baubó quien, para reconfortarla, le ofreció sopa, pan y vino. Sin embargo, la diosa rechazó el alimento, alegando falta de apetito.
Entonces Baubó, ya para burlarse de la diosa, ya para alegrarla, al tiempo que profería palabras lascivas, cantaba y se meneaba, levantóse las faldas, mostró y aproximó el trasero al rostro de la sorprendida Deméter.
Por fin, la diosa prorrumpió en carcajadas, emergió del fondo de su amargura y aplaudió dichosa a las escandalosas nalgas de Baubó. Aún con lágrimas en los ojos pero de risa, Deméter consumió no sólo la sopa sino el pan, los quesos y el vino que tan gentilmente Baubó le había servido.

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