lunes, 26 de junio de 2017

Editorial de sanlunes/ O instancia de gobierno para demoler lo feo

Propuesta de nueva Secretaría de Sobras Públicas
Con dedicatoria al Mercado-sin-Corona 

-Manuel Falcón

¿Qué hacer con la obra pública inconclusa? ¿Cómo disponer de las construcciones malhechas y mal acabadas? Incluso, ¿cómo enfrentar la afrenta de edificios horrorosos? ¿Cómo mantener un elefante blanco, emisario del pasado? A través de trienios y sexenios se acumulan cual substratos geológicos, esperpentos arquitectónicos que en su momento pretendieron erigirse en La Máxima Obra Faraónica (se admite el plural) del gobernador, del alcalde, del presidente en turno que buscaba así, que su nombre junto con la imponente construcción de cemento, pasara a la historia. Botón de muestra: la devastadora Plaza Tapatía rematada en Rabito de Porky (en su momento inaugurado como Homenaje a Qué-tal-cola). Y el paisaje urbano tapatío de manera gradual, ha ido transformándose en un gran mazacote de ladrillos y cemento, en fea –nunca mejor formulado- mancha urbana, en una Zona Monstruopolitana plagada de adefesios que no edificios y torres perfectamente prescindibles salvo para la moda. ¿Qué hacer entonces –se insiste- ante un legado ingenieril-arquitectónico que atestigua carencia de estética, exceso de corrupción y vocación antifuncional y estorbosa? Se propone así, de manera discreta y sin ánimo de confrontación, la creación de la Secretaría de la Deconstrucción Pública (a escoger: Secretaría del Derribo de Sobras Públicas; o Secretaría del Antifeísmo Urbano; Secretaría del Piquete Implacable; Secretaría Trituradora de Torres-"Moches"; etcétera) cuya función primordial consista en demoler la obra pública fallida.
¿Qué sentido tiene mantener en pie dinosaurios blancos (dejemos en paz a los parsimoniosos elefantes) de concreto? La movilidad urbana ya de por sí complicada con la manía obsesivo-compulsiva de colocar ciclovías y ciclopuertos hasta en las azoteas, se vería muy alviada si se dinamitaran varios edificios (adefesios, se reitera) que sólo sirven de estorbo. O ¿qué caso tiene gastar en el mantenimiento, por ejemplo, de la Villa Panamericana? ¿Alguien recuerda el dizque "edificio inteligente" de avenida Chapultepec y Morelos (que devino en "edificio estúpidamente alto y oscuro")? ¿De qué sirve mantener, verbigracia, el "edificio federal" (derivado de feo) de avenida Alcalde frente al templo del Santuario? Por tanto, se invita a los habitantes urbanosaurios de Guadalajara y municipalidades anexas, a señalar, a denunciar (delatar resultaría más apropiado aunque descortés) aquellas obras públicas o privadas (siempre van de la mano a la hora de cobrar) que les parezcan feas y estorbosas. ¿Quién dijo "Yo"? Son insuficientes las calles, ya no cabemos, se nos restriega en la cara de peatón a cada momento. Pues, entonces, ¿qué esperamos para empezar a talar torres y edificios que salen sobrando (así como se talan de manera subrepticia, salvaje e impune los árboles de la ciudad)?

Algunos arquitectos hablan, a propósito de adefesios en ruinas o abandonados, de "reciclarlos", reutilizarlos, intervenirlos, pero cambiando la vocación funcional original. Por ejemplo, se podrían colgar enredaderas y bugambilias de los inacabados Arcos del Milenio; o pintarlos con los colores del arco iris en homenaje a la capacidad de resistencia y supervivencia en el sistema machista-patriarcal mexicano de la comunidad LGB más todas las T. Es decir, así como ahora se busca rescatar áreas urbanas que acabaron convertidas en zonas cero, para convertirlas en parques y plazas (recuérdese el destino del siniestro edificio de la FEG -o Federación de Energúmenos y Guaruras- de la UdeG), así la Secretaría de la Deconstrucción Pública debería elaborar un plan o mapa de las obras a demoler por feas, estorbosas y cuyo origen contenga "moche". Con dicho objetivo más voluntad política, volveríamos a ver el horizonte azul o puestas de sol en Guadalajara, en vez de hacer bizcos al contemplar esa especie de marimba parada que es el hotel Riu.

"¿Cuál edifico propone Usted para que sea derribado inmediatamente en la Zona Monstrupolitana de Guadalajara?", podría ser la única interrogante del próximo referéndum convocado por los desquehacerados consejeros del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana.

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