"Duermes, vencido por fantasmas que tú mismo engendras,
y en tanto tú deliras, otros besan o matan,
conocen otros labios, penetran otros cuerpos
y de sus manos nace cada día un mundo inagotable,
la piedra vive y se incorpora,
y todo, el polvo mismo, encarna en una forma que respira".
cogerlo por el cuello y arrancarle su secreto de humo,
mas sólo vi una sombra perderse en el silencio, aire
en el aire.
Quedé solo de nuevo, en la desierta noche del insomne.
En mi frente golpeaba una fiebre fría,
hundido mar hirviente bajo mares de yelo.
Subieron por mis venas los años caídos,
fechas de sangre que alguna vez brillaron como labios,
labios en cuyos pliegues, golfos de sombra luminosa,
creí que al fin la tierra me daba su secreto,
pechos de viento para los desesperados, elocuentes
vejigas ya sin nada:
Dios, Cielo, Amistad, Revolución y Patria.
Y entre todos se alzó para hundirse de nuevo,
como el náufrago en su postrer intento,
mi infancia, mi sepultada infancia,
inocencia salvaje domesticada con
palabras,
preceptos con anteojos,
agua clara, espejo para el árbol y la nube,
que tantas virtuosas almas enturbiaron.
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