El feminicidio y su intento de perpetración tienen implicaciones en el ámbito jurídico y criminológico y, aunque están bien sustentadas desde el estudio social, son difíciles de hacer patentes en su tipificación como delito distinto del homicidio. Además, su entendimiento exige realizar investigación con perspectiva de género; modificar la forma tradicional de impartir justicia, para ubicar el problema como un asunto de relaciones de poder; generar formas de justicia alternativa y garantizar la integridad de las mujeres visibilizando y combatiendo las manifestaciones de violencia en su vida cotidiana.La tipificación legal del feminicidio es un paso urgente, pero es un reto la elaboración más compleja y definida del concepto, para evitar las apreciaciones subjetivas, que permiten que la impunidad permee por parte de quienes imparten justicia o de quienes, con base en creencias misóginas, son corresponsables de que las relaciones de género sean inequitativas y justifican la violencia contra las mujeres -ya sea responsabilizando a las víctimas o justificando a los victimarios—. En el feminicidio intervienen "no sólo las acciones perpetradas sobre el cuerpo de las mujeres para lastimarlo, humillarlo y lacerarlo hasta dejarlo sin vida, sino que se imprime un gran componente formado por significados que no están presentes, por ejemplo, en el asesinato de un hombre por otro hombre". Por dicha razón, resulta importante ahondar en las motivaciones que llevan a los varones a cometer el feminicidio, y que encuentran complejas y diversas representaciones significativas que en lo particular se cruzan con otros tipos y manifestaciones de violencia, fundadas en relaciones inequitativas de género y estructuras de poder y control.
En México,la amplia definición en la ley no se ve reflejada en los sistemas de prevención y atención de la violencia contra las mujeres ni en los procesos de impartición de justicia; la evidencia señala que la violencia feminicida es asociada en la práctica sólo con el asesinato, y se omite el contexto y las implicaciones familiares y sociales que entraña; es decir, minimiza la historia de violencia previa al asesinato o su intento, y evade el proceso posterior que limita el ejercicio de los derechos de las mujeres víctimas y cercanas a ésta, y desemboca en una situación de riesgo y desolación para las familias.
La complejidad para entender la violencia feminicida radica en la interrelación de diferentes modalidades, tipos, factores, motivos y causas que si se abordan de manera aislada y sin perspectiva de género, puede ocultar los efectos más extremos de violencia ydesembocar en la previsible muerte de la mujer. Es decir,se debe reconocer la violencia feminicida como un continuum, un conjunto progresivo de violencias a fin de atacar el fenómeno de manera integral para evitar el feminicidio.
Además, los estereotipos de género están tan imbricados en el personal encargado de garantizar la seguridad de las mujeres (policía, ministerio público, juez, abogado, etcétera), que se muestra ciego ante la evidencia e incluso culpa a las víctimas y sus familias por la violencia que experimentan.
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