Hallado el organismo que explica el origen de toda la vida compleja en la Tierra
-Nuño Domínguez, 19 ene 2020
Tras casi 15 años de trabajo, científicos japoneses han
conseguido por primera vez sacar del fondo del mar y criar en cautividad
arqueas de Asgard, el misterioso organismo que puede explicar el origen
de todas las formas de vida complejas de la Tierra, incluidos los
humanos.
Todos
los seres vivos que podemos ver a simple vista están hechos de los
mismos ladrillos: células complejas con orgánulos internos llamadas
eucariotas. Una persona es un conjunto de 30 billones de células
eucariotas que cooperan entre sí con un objetivo común. Todas las
plantas, animales y hongos son eucariotas.
En la Tierra hay otros dos grandes dominios de la vida, el
de las bacterias y el de las arqueas. Estas últimas, más primitivas, sin
orgánulos internos, son el dominio más misterioso e interesante, pues
desde hace unos años se piensa que hace unos 2,000 millones de años una
arquea se tragó a otro microbio, lo asimiló y se transformó en la
primera célula compleja. Fue el primer paso hacia nosotros, y aún no se
sabe cómo sucedió.
En 2015, científicos escandinavos que rastreaban las profundidades del océano descubrieron las arqueas de Loki,
a las que bautizaron en honor al dios nórdico. No tenían de ellas más
que su ADN, pues resultaba imposible aislar y criar en el laboratorio
estos microbios que viven a más de 3,000 metros de profundidad bajo el
mar. Sus genes indicaban que estas arqueas eran los parientes más
cercanos de todos los eucariotas y que tenían genes esenciales para
realizar funciones básicas de la vida eucariota, aunque en teoría no los
necesitaban.
Desde entonces se han descubierto otras arqueas similares
—Thor, Odin, Heimdal, Hel— que manejan genes eucariotas y a las que se
ha agrupado en la familia de Asgard, el hogar de los dioses vikingos.
Hasta ahora nadie sabía qué aspecto tienen estos probables descendientes
de nuestro primer ancestro.
En 2006, el equipo de Hiroyuki Imachi, del Instituto de
Ciencia y Tecnología del Mar y la Tierra de Japón, extrajo sedimento
marino de la fosa de Nankai, frente a la costa sur de la principal isla
de Japón. Era un hábitat a 2,500 metros de profundidad, con dos grados
de temperatura, en completa oscuridad, un territorio más hostil y
desconocido que la superficie de Marte. Al analizar las muestras los
científicos se dieron cuenta de que contenían arqueas de Asgard. Tenían
en su mano ser los primeros en criar y observar a una de estas criaturas
viva.
Durante cinco largos años intentaron que crecieran
en un biorreactor, un aparato que reproduce su hábitat natural y aporta
nutrientes y que funciona parecido a las máquinas de café por goteo, en
palabras del propio Imachi. Después pasaron otros siete años engrosando
las comunidades hasta poder aislarlas y mirarlas al microscopio. Esta
semana, el científico y el resto de su equipo publica el estudio en el
que relatan su éxito al haber conseguido ver por primera vez uno de
estos organismos vivos. La clave, dice Imachi, ha sido dejar que las
arqueas creciesen junto a otros microbios de su entorno y añadir un
ingrediente inusual: leche de fórmula para bebés. "Aunque aún no lo
hemos confirmado, es muy posible que estas arqueas estén usando alguno
de los ingredientes de la leche en polvo para bebés como alimento",
explica Imachi.
Las arqueas de Asgard miden una diezmilésima de centímetro y
se reproducen muy despacio para los estándares de un microbio, más o
menos una vez al mes. Lo más llamativo son sus largos tentáculos
entrelazados. Los científicos aún no saben para qué los usan, pero creen
que son esenciales para explicar cómo surgió la vida compleja a partir
de organismos muy parecidos a estos.
Según su teoría, expuesta en Nature,
el ancestro de los eucariotas era una arquea similar a la de Asgard. La
vida compleja surgió siguiendo lo que ellos llaman las tres "es".
Primero la arquea enredó a una bacteria con sus tentáculos, después la
engulló, y por último la endogenizó, es decir, estableció con ella una
relación de cooperación para intercambiarse nutrientes conocida como
sintrofía. La bacteria, que hasta entonces era un organismo
independiente, se transformó en una mitocondria, un orgánulo para
aportar energía a su huésped. Imachi le ha dado un nuevo nombre a los
organismos que sacaron de la fosa de Nankai: arquea Prometeo (Prometheoarchaeum syntrophicum),
por el ser mitológico que robó el fuego —la energía— a los dioses para
dárselo a los humanos. 2,000 millones de años después, las mitocondrias
siguen presentes en todas las células eucariotas con idéntica función.
El origen de la vida compleja fue la cooperación.
"Nadie puede retroceder 2,000 millones de años y ver qué
sucedió exactamente, pero sí podemos conjeturar cómo surgimos los
eucariotas a partir de los microbios y nosotros lo hemos hecho gracias
al primer cultivo vivo de estas arqueas y en el conocimiento previo que
teníamos del origen de los eucariotas", explica Imachi.
La hipótesis de Imachi concuerda con lo que teorizó a
finales de los sesenta la bióloga Lynn Margulis, que dijo que las
mitocondrias y los cloroplastos que ayudan a las plantas a alimentarse
de luz, nacieron por simbiosis. En 1999, la bióloga española Purificación
López-García teorizó que los eucariotas aparecieron por una alianza de
sintrofía con bacterias. Los científicos japoneses han observado que las
arqueas descubiertas se alimentan de aminoácidos y que para poder
digerirlos establecen alianzas sintrofía con las bacterias de su
entorno, que les aportan pequeñas cantidades de oxígeno. Por eso Imachi
sólo fue capaz de criarlas cuando les dejó vivir y cooperar junto a sus
compañeras.
Tal vez esa necesidad de oxígeno bacteriano fue mucho mayor
hace 2,000 millones de años, cuando la Tierra comenzó a llenarse de
este compuesto, según apuntan Christa Schleper y Filipa Sousa,
expertas en arqueas de la Universidad de Viena, en un comentario al
estudio. Y para entonces es probable que las arqueas ya tuviesen parte
de la maquinaria genética para leer y transcribir ADN que necesitaban
para transformarse en células complejas.
"No me parece correcto decir que este organismo es el
eslabón perdido entre la vida sencilla y la compleja, pero tiene todo el
sentido que algo muy parecido a lo que describe este estudio fuese el
inicio de todo", opina Iñaki Ruiz-Trillo, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (CSIC-UPF). "Este trabajo tiene un mérito brutal", añade.
Las arqueas de Asgard son seres actuales que han
evolucionado durante 2,000 millones de años y por tanto no son iguales a
sus ancestros. "Es evidente que no vamos a poder presenciar todo ese
proceso evolutivo observando a estas arqueas", comenta Juli Peretó,
experto en biología sintética de la Universidad de Valencia, pero añade
que "gracias a ellas tenemos un primer fotograma de esa evolución y,
probablemente, tendremos más".
Imachi explica que a partir de ahora tiene dos objetivos:
criar otras especies de arqueas de Asgard y averiguar para qué utilizan
sus misteriosos tentáculos.
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