martes, 1 de diciembre de 2015

Besos a ultratumba

AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE 
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso linsojera;

mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa;

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido.
Polvo serán, mas polvo enamorado. 

-Quevedo
Tumba de Oscar Wilde en el cementerio de Père Lachaise, en París
La escultura, de 1912, es autoría de Jacob Epstein que decidió titularla: La esfinge. Originalmente, los testículos del "ángel" eran más que prominentes; pero un acto de vandalismo mutiló el par. Sin embargo, permaneció la leyenda de la potente carga de erotismo que exudaba el monumento y, por supuesto, su contenido: Wilde. De ahí que se volviese ritual tradicional visitar el mausoleo del escritor irlandés para plantarle besos con recargado lápiz labial. Cuco Sánchez lo intuyó: de piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera... cachonda.
Los herederos de Wilde, alarmados ante lo que consideraron "grafiti impropio", decidieron erigir unas vallas protectoras de vinil transparente, pero ni aun así se logró detener el ritual del beso pintado.

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