Lazos de familia
Odian de tal manera a la tía Angustias que se aprovechan hasta de las
vacaciones para hacérselo saber. Apenas la familia sale hacia diversos
rumbos turísticos, diluvio de tarjetas postales en Agfacolor, en
kodachrome, hasta en blanco y negro si no hay otras a tiro, pero todas
sin excepción recubiertas de insultos. De Rosario, de San Andrés de
Giles, de Chivilcoy, de la esquina de Chacabuco y Moreno, los carteros
cinco o seis veces por día a las puteadas, la tía Angustias feliz. Ella
no sale nunca de su casa, le gusta quedarse en el patio, se pasa los
días recibiendo las tarjetas postales y está encantada.
Modelos de tarjetas: «Salud, asquerosa, que te parta un rayo, Gustavo».
«Te escupo en el tejido, Josefina». «Que el gato te seque a meadas los
malvones, tu hermanita». Y así consecutivamente.
La tía Angustias se levanta temprano para atender a los carteros y
darles propinas. Lee las tarjetas, admira las fotografías y vuelve a
leer los saludos. De noche saca su álbum de recuerdos y va colocando con
mucho cuidado la cosecha del día, de manera que se puedan ver las
vistas pero también los saludos. «Pobres ángeles, cuántas postales me
mandan», piensa la tía Angustias, «ésta con la vaquita, ésta con la
iglesia, aquí el lago Traful, aquí el ramo de flores», mirándolas una a
una enternecida y clavando alfileres en cada postal, cosa de que no
vayan a salirse del álbum, aunque eso sí clavándolas siempre en las
firmas vaya a saber por qué.
-Julio Cortázar, fallecido a los 69 años
1 comentario:
Sigo jugando rayuela con la señorita Cora afuera de la casa tomada. Rockstar de la literatura latinoamericana
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