El festejo del Día de la Madre el 10 de mayo se debe a la estadounidense Ana Jarvis, novena de once hijos, siete de los
cuales murieron en la infancia; ella quedó al cuidado de los hermanos
supervivientes... y de su madre (¿No es curioso que el Día dedicado a la santa Madre no lo haya propuesto Edipo, es decir, un hombre capaz de batirse en duelo por una mentada? La clave reside en el tipo de mujer -hija identificada con la función dominante de una madre potente- que fue Anita Jarvis)
Anita fue hija de Ana María Reeves, una madre todo-terreno
que además de llevar las riendas del hogar participaba en cuanta
actividad a favor de la comunidad fuese posible, como por
ejemplo, ofrecer su casa como hospital para soldados
heridos durante la Guerra Civil de EEUU.
Así, la gran madre doña
Ana María, en compañía de su hija Anita, convocó a todas las señoras de postín de la época, a
colaborar en el mejoramiento de los servicios de la ciudad de Virginia y
fundó con ellas el "Mothers Day Work Club" (o 'Club del Día del
Trabajo de las Madres') que se reunía un día a la semana en la Parroquia Metodista
para atender las necesidades de la comunidad. Los maridos se escabullían arguyendo ser incapaces de seguir el ritmo hiperkinético de sus esposas activistas.
Pero, al fallecer doña Ana María, un 9 de mayo de 1905 (el segundo domingo de
mayo entonces), su hija Anita Jarvis juró realizar lo que ella
interpretó como el sueño de su mamá: idealizar a las madres estableciendo en
todo EEUU, no sólo el "Mothers Day Work" Club sino... el "Mother's Day".
Es decir, decretar un día especial, precisamente el segundo domingo de mayo cuando
murió su madre, en el que se recordara no sólo la labor de su
progenitora y las señoras del "Club", sino la labor de toooodas las madres.
Así, Anita Jarvis lanzó una campaña nacional de
recolección de firmas a favor de establecer el Día oficial de la Madre,
lo que la llevó hasta el Congreso en Washington y finalmente, a la Casa
Blanca. Anita entregó una carta con miles de firmas al entonces Presidente
Woodrow Wilson quien de su puño y letra firmó, en 1914, el decreto oficial que proclamaba el
Día de la Madre el segundo domingo de mayo.
México, enterado del decreto presidencial gringo, también "escogió"
-copió- mayo para
festejar a las madres mexicanas. Pero, los comerciantes (sobre todo de restaurantes, florerías y
reposterías) propusieron fijar el día -nada de domingos
móviles- para fijar bien las ventas.
Paradojas
de la vida: Anita Jarvis, la hija abnegada, la creadora del Día de su
Madre, nunca fue mamá, pues se le fue la vida ("no tengo tiempo para
noviazgos") y su fortuna en realizar el sueño de doña Ana María Reeves,
la megamadre potente, recia y tenaz.
Por cierto, del marido de doña Ana María Reeves, padre de Anita, nadie recuerda el nombre ni nadie le preguntó su opinión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario