lunes, 13 de abril de 2015

Günter Grass 1927-2015, marcado por la Segunda Guerra/ Premio Nobel de Literatura en 1999

Chin: quizá no debí mantenerme tan fiel a mi consigna de leer primero a los buenos autores en español (luego los de idiomas no maternos), lo cual me llevó a postergar y no leer en su momento las novelas del ahora fallecido autor nacido en Danzig (hoy en día, ciudad polaca de Gdansk) con que cuento en mi biblioteca:  
El tambor de hojalata (o Die Blechtrommel, publicado en 1959), traducido y editado por Alfaguara en 1978; y Años de perro (Hundejahre, de 1963), publicado por la misma casa editorial, en 1999. 
No se vale la excusa (mea culpa: debí leer antes la novela) pero admito que sí vi en su momento la película del mismo título (¿comedia, drama surrealista antinazi, de humor negérrimo?) dirigida, en 1979, por Volker Schlöndorff. The Tin Drum, como se dio a conocer mundialmente, fue contemplada en su época con mucho morbo, sobre todo por la actuación del protagonista David Bennent, que no obstante contar con 11 años de edad durante el rodaje, interpretó el papel de Oskar Matzenrath (*), un niño que al igual que Peter Pan, se negó a crecer, para interpretar así durante toda su vida, a un adulto en miniatura, de forma obviamente grotesca por no decir monstruosa y algo deforme, lo cual desencadenó una gran controversia (el director Schlöndorff argumentaba que, al momento de grabar, el infante no era consciente del significado de las escenas): ¿debió participar el actor niño Bennent, aun siendo una criatura, de manera políticamente incorrecta -se reconoce así ahora, aunque lo dictaran el guión y la novela- en esas extrañas escenas eróticas, donde Oskar se exhibe en la cama con tres amantes adultas, una de ellas fellinescamente enana; y en otras, ¡pobre niño en interacción con adultos perturbados por la guerra!, en situaciones de extrema violencia? Juzgue el espectador; recomiendo el DVD de Criterion Collection.
Cabe añadir, a modo de obituario, que Grass terminó sus días inmerso en la polémica que causó su confesión tardía -en 2006, en su primer libro de memorias, Beim Häuten der Zwiebelde, traducido como Pelando la cebolla-, de haber sido miembro de las tropas nazis de élite, las temibles Waffen-SS. La mayoría de los acerbos críticos de Grass durante el momento de la revelación, le reclamaron que habiendo posado el escritor siempre de furibundo antinazi y antiderechista, hubiese ocultado durante casi 60 años, ese pequeño detalle: ser soldado de un tanque Panzer bajo las órdenes del odiado Himmler. Incongruente políticamente quizá, pero  magnífico escritor, a Günter Grass lo reivindica su obra. Leámoslo. 
Yo, por lo pronto, ladro y muevo la colita con el que tengo a mano: Años de perro.
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 (*) Fragmento de la entrevista concedida el pasado 21 de marzo por Grass a ELPAÍS:

P. Ha creado muchas metáforas. La que más ha calado es la de Óscar Matzenrath. Daría la impresión de que ese personaje que no quería crecer ni mezclarse con el mundo adulto hoy tampoco querría crecer…
R. La diferencia entre el siglo XX y el XXI es que el XX estaba caracterizado por las ideologías, y no sólo por el fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán o el comunismo, sino también por la del capitalismo dominante. Lo único que ha quedado de todas estas ideologías es el capitalismo y el capitalismo es capaz de cambiar. Pero el capitalismo está autodestruyéndose; todas esas cantidades irracionales de dinero que pasan por el mundo entero ya no tienen nada que ver con la economía real. Esta irracionalidad no estaba tan marcada en el siglo XX… Óscar sería hoy una persona distinta, tendría que luchar contra resistencias distintas, y asimismo se movería en ambientes completamente diferentes. En el siglo XX provenía de un ambiente proletario y pequeñoburgués y tenía que reaccionar. Ahora sería un computer free, un hacker o algo así, y tendría que vencer otras resistencias.
P. ¿Usted fue Óscar Matzenrath?
R. ¡No he conseguido parar mi crecimiento!
P. ¿Le habría gustado?
R. No, en el fondo no… No soy idéntico a Óscar, lo que ocurre es que la figura de Matzenrath tiene su raíz en la picaresca, representa una especie de espejo que tiene una lupa capaz de provocar un incendio, capaz por otra parte de expresar el infantilismo del siglo XXI, el que no quería anticipar ni defenderse.

1 comentario:

elexploradordeloreal dijo...

...aauuuuuuuuu!! Drum, drum.
...aauuuuuuuuu!! Drum, drum.