El concepto del 8 de marzo/ O de la palabra 'género'

Cartón de Forges
Con frecuencia la definición que tenemos del vocablo género se reduce a la noción gramatical de femenino, masculino y neutro. Eso revela que nuestro idioma español parte de una visión sexual para clasificar las palabras. Pero no hay que confundir género con sexo (el sustantivo 'LA cortina' es femenino, por supuesto, pero la cortina no tiene sexo). 
La noción que reivindica los derechos de la mujer, va en sentido opuesto: usa el concepto de género para oponerlo al de sexo; es decir, para demostrar que la condición biológica (en rigor, los genitales) no es la que define el sexo, sino la condición histórica, cultural y simbólica. En ese sentido, el hombre y la mujer no son naturalmente representantes de lo masculino y lo femenino. Pues en dicha clasificación, verbigracia, ¿dónde cabría el homosexual: es femenino o masculino? 
Así, no son los genitales los que determinan el género sino las construcciones semánticas basadas en una convención social, machista-patriarcal ("las niñas van de rosa y los niños de azul"; "los niños no lloran porque son machos y por ende, fuertes y racionales; las niñas lloran porque son criaturas frágiles y por ende, emocionales e irracionales"; "el hombre es inteligente, pero la mujer, intuitiva"; "los homosexuales lo son por causa de un trauma infantil que los torna anormales", etcétera). La convención social a partir de la biología pronto adopta el camuflaje de concepto cultural: "así es como debe ser un hombre: todo un caballero; así es como debe ser una mujer: toda una damita"; "no llores como mujer lo que no supiste defender como hombre",...).
El concepto de la palabra género, no obstante, ha sido rescatado por las feministas (*) del reduccionismo gramatical-biológico-corporal-médico que lo disfraza de "natural", para re-definirlo, re-elaborarlo, re-significarlo, como concepto (**) político. 
De este modo, el concepto de género (malentendido también por nuestra clase política como 'cuota': "a ver, en las listas de diputados, metan mitad viejas y mitad compadres") es, en primer lugar, un instrumento de análisis para explicar y describir las relaciones de poder entre hombres y mujeres; esto es, la relación de sometimiento de todo un colectivo humano (las mujeres) a otro (el de los hombres). 
De ahí que el Día Internacional de la Mujer, decretado el 8 de marzo por la ONU, no sea para celebrar "las virtudes femeninas" sino para protestar por el sometimiento y ninguneo de las mujeres por el solo hecho de poseer genitales femeninos. (MFM)

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(*) El feminismo se satanizó y ridiculizó por hombres y mujeres machistas que lo convirtieron en sinónimo de horda de machorras-lésbicas que odiaban y anhelaban ser iguales que los hombres ("insensatas, lo único que van a lograr es perder su feminidad"-imagen de las manos de Blanca Nieves mientras canta a los pajaritos); pero la lucha feminista se mantiene vigente (el contagio del espánglish ha ocasionado que algunas activistas hablen como pochas y usen con frecuencia, el horrendo término de "empoderamiento"- imagen de mujer Hulk). El feminismo es en rigor, el movimiento social que denuncia los mecanismos de opresión de los machos alfa-beta-gama-delta-épsilon hasta omega, para someter a las mujeres a relaciones de subordinación.
(**) Un concepto es una construcción intelectual artificial -como herramienta, como llavecita- que busca develar (abrir) el significado profundo de los objetos y sujetos de la realidad. Si se permite el símil, puede decirse que un concepto es el recipiente donde se vierte una palabra; es como una cajita construida para albergar y dotar de sentido profundo un vocablo. Un conjunto de conceptos así, forman teorías que funcionan a la manera de andamio invisible donde se colocan los ladrillos-palabras. En el caso de la palabra género, por ejemplo, si la colocamos en una cajita biológica, significará sexo o genitales femeninos o masculinos; pero si la palabra género la colocamos en una cajita política, significará subordinación, humillación de la mujer por el hombre.