viernes, 13 de febrero de 2015

De acari(ño)ciar/ Del jardín de febrero

Acerca tus dedos para acariciar la rosa
complacerá tu tacto la suavidad rojiza:
advierte cómo se tensa indomable tu gozo.
Utiliza los labios para lograr que mane
la fuente que lubrica sus delicados pétalos,
juega a entrar en su corola de cálida seda
y roza con la lengua su deleitoso núcleo.
No dejes hojas pares al arbitrio del viento,
precisan de tu empeño para mostrarse tersas.
Bordea el delicioso contorno que te sabe
como dulce merengue con cereza en la cumbre.
Cubierta de rocío perlado y transparente
tendrás como regalo la perfumada rosa,
no temas removerla para aspirar su aroma:
huélela mientras muestras lo mucho que te place,
y ella,
rendida ante tu gozo,
se abrirá esplendorosa


-Laura Monroig Salom

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