miércoles, 25 de febrero de 2015

Ay, Amado, tu idea de vida me pone Nervoso/ O de la lectura entre líneas

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
(¿era Nervo sacerdote o con qué autoridad podía bendecir la vida?)
porque nunca me diste ni esperanza fallida,

(¿la vida reparte esperanzas como bienevales? ¿Dónde y a qué horas?)
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; 

(darte el trabajo de poeta, sí que fue injusto, Nervo, dicho sea con la pena que mereces)

porque veo al final de mi rudo camino

(insértese aquí imagen de poeta rudo)
que yo fui el arquitecto de mi propio destino; 

(¿en qué quedamos: no estás bendiciendo a la vida 
por ser tu arquitecta? Guarda tu lugar, chalán)

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,

(imagen de Nervo succionando)
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

(¿las puso la vida o tú las metías con embudo?)
cuando planté rosales, coseché siempre rosas

(milagro si hubieses cosechado cempasúchiles)
 
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:

(imagen de Nervo atleta brincándose olímpicamente el otoño)
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

(eterno el diez de mayo; imagen del poeta llevando 
a mamá Nervo a comer a Sanborn's)

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;

(eso de cenar pesado...)
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;

(imagen de Nervo en batita de seda a lo Mauricio Garcés)
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

(Nervo enfadado haciendo zapping con el control remoto)

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

(Close-up del rostro de camarón de Nervo)
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

(Ya salió el peine: la vida era su inquilina 
de un depa en avenida la Paz, caray) 

-Amado Nervo 
(entre paréntesis: MFM)

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