sábado, 6 de diciembre de 2014

¿Todo o nada? ¿Y mientras aparece el todo?

O! Swear not by the moon, the inconstant moon... 
-Shakespeare, Romeo and Juliet
   
¿Es preferible algo a todo o a nada? Eso me pregunté cuando terminaron los amores que aquí voy a relatar. Ella me lo dio todo y me lo quitó todo. A ella le pedí que me diera algo mejor que todo o nada. Le pedí que me diera algo. Ese "algo" sólo puede ser el instante en que fuimos o creímos ser felices. ¿Cuántas veces no me dije: Siempre seré lo que soy ahora? Recuerdo y escribo para recobrar el momento en que ella siempre sería como fue, esa noche, conmigo. Pero toda singularidad, amatoria o literaria, recuerdo o deseo, pronto es abolida por la gran marea que nos rodea siempre como un incendio seco, como un diluvio ardiente. Nos basta salir por un minuto de nuestra propia piel para saber que nos rodea un latido todopoderoso que nos precede y nos sobrevive, sin importarle mi vida o la de ella: nuestras existencias.
Amo y escribo para obtener una victoria pasajera sobre la inmensa y poderosísima reserva de lo que está allí, pero no se manifiesta... Sé que el triunfo es fugitivo. En cambio, me deja mi propia reserva invencible, que es la de hacer algo -en este momento (...)
Diana era así: una sorpresa para todos por la incomparable suavidad de su piel, pero sobre todo una sorpresa para ella misma, la piel sorprendida de su propio placer, asombrada de ser deseada, tersa, perfumada. ¿No se quería, no se merecía a sí misma, quería ser otra, no se encontraba a gusto dentro de su propia piel? ¿Por qué? 
Yo, que sólo viví con ella dos meses, quiero correr ahora a abrazarla de nuevo, sentirla por última vez y asegurarle que podía ser amada, con pasión, pero por sí misma; que la pasión que ella buscaba no la excluía a ella... Pero las ocasiones se pierden. Dejamos a una amante. Regresamos a una desconocida. (...)
Diana. Diana Soren. Su nombre evocaba esa ambigüedad antiquísima: Diosa nocturna, luna que es metamorfosis, llena un día, menguante al que sigue, uña de plata en el cielo pasado mañana, eclipse y muerte dentro de unas semanas...

-fragmento de Diana o la cazadora solitaria,
de Carlos Fuentes 
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¿A quién amó Carlos Fuentes en realidad? A la actriz Jean Seberg (arriba, videoclip de A bout de souffle o 'Sin aliento', de 1960, dirigida por Jean-Luc Godard; el actor es Jean Paul Belmondo). Adviértase el disfraz en la pronunciación del nombre del personaje de la novela de Fuentes: Dian'/ Jean ; nótese el apellido también con letra inicial "s": Seberg/Soren: 'sore' como sustantivo en inglés es 'llaga' y como adjetivo: 'resentido, picado, dolido'. Ay, la inflamación, la hinchazón del cariiño que asfixia, caray

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