jueves, 25 de diciembre de 2014

Conviene recordar: ¿qué festejamos en Navidad?/ O del calorcito, cariiño de un ritual mnemotécnico antiquísmo

El Sagrado Corazón de Jesús, 1962, Salvador Dalí
¿Qué se festeja en Navidad? En rigor, el nacimiento del Sol. Es decir, la natividad, el nacimiento de la estrella de fuego que (re)aparece, (re)surge: nace durante el frío invierno para proteger y dar calor, cariiño a lo seres humanos. La Navidad es por tanto, antes que nada un antiquísimo rito solar. ¿Y Jesucristo? Una metáfora del Sol.
Todas las religiones arcaicas han rendido desde siempre, culto al Sol. En específico, se adora, se celebra, se festeja, la llegada (el nacimiento) del solsticio de invierno.
¿Qué significa 'solsticio'? Es una palabra que se refiere a cada una de las dos épocas del año en que el Sol no se mueve aparentemente ni hacia el norte ni hacia el sur; esto es, el Sol se queda fijo en un punto. De ahí el término en latín: sol-stitium, de stitere, staer: '(e)star'. 
En el antiguo calendario juliano (establecido por el emperador romano Julio César) se establecía que el 25 de diciembre era el día preciso del solsticio de invierno en Europa. Por eso los cristianos, montándose en el culto pagano romano, decretaron el  24-25 de diciembre como fecha del nacimiento de su sol espiritual: el Jesucristo. 
Pero, oh, sorpresa: el Papa Gregorio Magno vendría a alterar el panorama con su propuesta de un nuevo instrumento de medición del tiempo: el calendario gregoriano precisamente, vigente hoy en día en Occidente. Así, la fecha clave del nacimiento del Sol, esto es, el solsticio de invierno, se fijó con exactitud no el 25 (como erróneamente calcularon los romanos) sino entre el 20 y 23 de diciembre. De manera que rápidamente se intentó ajustar el día del nacimiento de Jesús... al 21 de diciembre, pero ya era demasiado tarde: la fecha del 24-25 de diciembre (día del solsticio según el calendario juliano) se había popularizado ya como el día de la natividad del Sol-Mesías (vocablo hebreo mashiah: 'ungido'). Y aun a sabiendas del error no quedó más que decir: ¡feliz navidad!
En la visión de los antiguos cultos el Sol nace para sacrificarse a sí mismo incinerándose, inmolándose (crucificándose: madera, cuerpo al/de fuego), desprendiéndose de su luz para irradiar calor... y vida, no sólo a los seres humanos sino a todo el sistema solar. De ese modo, la cultura judeocristiana sobrepuso la noción de solsticio a un personaje: el Jesús (Yeho-shuáh, palabra hebrea que significa: 'Yahvé-salva'), o el Cristo (de xristós: 'ungido' por los rayos solares, de ahí el halo-sol en la cabeza) que nació, como nace el Sol (y renacerá igual que renace el Sol), el 25 de diciembre; esto es, Jesús, el Cristo: jesucristo llega, nace al mundo como luz que da vida mediante el calorcito: metáfora del amor humano (o del corazón-sol en el centro del pecho humano que irradia, bombea sangre/cariiño solar o sangre de Cristo), metáfora de la conciencia luminosa solar (halo, aureola), de la autoconciencia, de la inteligencia, de la palabra humana, del lenguaje, del Verbo (metáfora de 'dios'):
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. (MFM)
 El astro rey

Zarathustra (sinfonía de Richard Strauss a partir de la obra de Nietzsche: Así habló Zaratustra) es palabra que deriva del persa Zoroastro: 'Sol-el-astro'... que se  manifiesta, 'habla' al emerger en el horizonte, al nacer de la Tierra, de la conciencia. El Sol (o Zoroastro o Jesucristo o el Verbo) nos contiene, nos mantiene girando en torno de él, dentro de su sistema.

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