Dado que no hay un ser humano idéntico a otro, esto es: cada ejemplar es único y diferente, se necesita que esté consciente de tal circunstancia para que no se sienta menos que los demás; o inútil, o malo, o feo... Simplemente es di-ferente, di-fiere del resto. Por eso urge que se acepte como es y actúe: esperamos su expresión, su manifestación, que siempre, por lo mencionado antes, será única, auténtica: original.
Williams James (Nueva York, 1842- Nueva Hampshire, 1910) por David Levine
No hay comentarios:
Publicar un comentario