El suplicio de Tántalo, 1660, Giambattista Langetti
La única salida para Tántalo es una disyuntiva: abandonarse a sí mismo y programarse psíquicamente para no tener hambre ni sed; esto es, para matar el deseo y vivir en la acedia. O bien, odiar el castigo y vivir cargado de rencor, odiándose a sí mismo y a los dioses que lo condenaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario