jueves, 27 de junio de 2013

Desafío comunicacional

Helen Keller, sorda y ciega, con la maestra, Anne Sullivan, en 1886
¿Cómo lograr que una niña que no ve ni oye signos, comprenda la relación entre la palabra (significante) y la cosa (significado), a fin de lograr nombrar los objetos y a las personas... para comunicarse?
El aprendizaje del nexo entre el significante (la palabra) y el significado (el objeto, persona, situación o emoción nombrados) vehiculiza, transporta, contiene toda la carga emotiva entre la maestra/madre y la alumna, en este caso, Helen. Es decir, junto con el lenguaje se absorbe la psique del otro/a; más aun: gracias a que se experimenta la carga psíquica del otro y se trasvasa con la de quien aprende, es que se acelera o dificulta la comprensión del lenguaje. Pues el significante es un vagoncito que transporta sentido y, a la vez, afecto, cariño, amor; o, por ausencia, desafecto, odio, neurosis, tics,... en suma: la carga psíquica del otro.

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