Para la época, la imagen resultaba impactante al estilo art decó, futurista y primitiva a la vez, además de enigmática. En ningún momento se mencionaba el nombre Superman y el personaje aparecía en el punto más alto de una historia ya desarrollada, ‘in media res’.
1. El intenso fondo amarillo con una corona dentada en rojo – los colores de Superman -sugería una explosión de poder salvaje que iluminaba el cielo.
2. El superhombre aparece en movimiento, apoyado sobre los dedos de su pie izquierdo. Usando ambas manos destroza un vehículo verde oliva contra una roca oportunamente colocada en un paisaje desértico. ¿Por qué el auto? "El Superman original fue una respuesta humana y audaz al miedo ante los avances tecnológicos desbocados y el industrialismo desalmado de la Gran Depresión", dice Morrison.
3. En la esquina inferior izquierda, un hombre con un elegante traje azul huye de la escena con las manos en la cabeza, con una expresión que recuerda a ‘El grito’, de Edvard Munch: el retrato del terror existencial, como si lo que acababa de ver lo hubiese llevado al borde de la locura. Otro hombre con un traje más conservador también huye de la escena.
4. Un tercer hombre, despavorido y sin traje, permanece arrodillado, escenificando una sumisión humillante frente al semidiós. Ahora, tras lo que sabemos de Superman, suponemos que todos los que se escapan de la escena son gángsters.
5. La composición, el diseño, se funde en una X, apenas perceptible pero que da al dibujo su solidez. La X es de por sí una incógnita. Superman -¿quién era este personaje?- está en el centro: señor de los cuatro elementos y los cuatro puntos cardinales; en la intersección de una encrucijada que abre la puerta entre lo humano y lo divino.
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A todos los que de niños quisimos ser Supermán, espero que al menos, se les haya cumplido el deseo en la figura de Clark Kent. Después de todo, el periodismo exige superpoderes vocacionales. (MFM)
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