Fumamus Papam/ O de cómo surgió la adicción a la fumata
Gregorio X (Teobaldo Visconti), en el Concilio de Lyon, celebrado en 1274, promulgó un documento llamado Ubi periculum ('en caso de peligro'... de cisma) que estableció el procedimiento a seguir para celebrar de manera ordenada y sin sobresaltos, la elección papal. Dado que él mismo fue elegido Papa tras 34 meses de discusiones y desavenencias entre los propios cardenales, con intervenciones a trasmano de reyes y parientes que ofrecían sobornos, Gregorio X determinó que el cónclave (clausi cum clave: 'encerrados bajo llave') se celebraría con los cardenales aislados del mundo sin comunicación alguna con el exterior, 'sólo con Dios'. Desde el siglo XIII por tanto, se procede conforme a dicha liturgia de aislamiento y posterior forma de anuncio mediante una pequeña chimenea que emite fumata negra o blanca (los cardenales cocinan papa), lo que confiere un suspenso dramático al ritual, pero sobre todo, informa el tiempo necesario del encierro bajo llave.
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