miércoles, 3 de octubre de 2012

Elecciones dominicales/Capriles vs. Hugos

La esperanza de Venezuela
-Enrique Krauze

Si Henrique Capriles Radonski triunfa en las próximas elecciones del 7 de octubre en Venezuela, logrará una hazaña democrática sin precedente en la historia latinoamericana. Es posible que nunca un candidato opositor haya enfrentado un poder similar al que representa Hugo Chávez. Su régimen no aplica la violencia física como principal política de Estado, pero ejerce otro tipo de violencia coercitiva y amenazante, omnímoda y opresiva. Su poder proviene de las urnas... estrechamente controladas por las armas, por sus armas. (...)
En Venezuela los demócratas deberán comenzar antes del principio: deberán restituir el sentido verdadero a una democracia pervertida. Igual que Castro, el designio explícito de Chávez ha sido imperar al menos hasta el 2030, su 76º cumpleaños (y si llega a los 76 años, sin duda alguna, querrá seguir). Pero a diferencia de Castro (y de los generales sudamericanos o los sandinistas) Chávez ha usado astutamente a la democracia para acabar con la democracia.
(...) Chávez no es solo un caudillo: es un redentor. Para apuntalar esa torcida dimensión religiosa, Chávez ha abusado del púlpito mediático. Por largos años, como se sabe, apareció en el programa dominical Aló, Presidente, reality show de seis horas en el cual Chávez —locuazmente— monologaba, bailaba, cantaba, recitaba, leía cartas, declaraba su amor al pueblo, increpaba al imperio y a los pitiyanquis (sus supuestos aliados internos), daba clases sobre el "Socialismo del siglo XXI", rememoraba escenas de su autobiografía (que en su peculiar concepción encarna la historia venezolana) y emitía tonantes decretos. Frente a los miembros de su Gabinete (todos vestidos de rojo, silenciosos y obedientes como niños en un salón de clases) ordenaba expropiaciones, movimientos de tropa, desplantes diplomáticos, políticas públicas. Un amplio sector de la sociedad venezolana rechazaba este espectáculo. Pero más de la mitad del electorado lo celebraba. Para ellos Chávez ha sido la reencarnación de Bolívar y hasta un vicario de Cristo, más ahora que ha convertido su penosa enfermedad en un calvario público.
Más allá de esa advocación, ha estado su vocación social (que sería absurdo negar). Durante el frustrado golpe de Estado contra Chávez en 2002, una anciana portaba un cartel con estas palabras "Devuélvanme a mi loco". Una parte considerable de los pobres en Venezuela le ha agradecido siempre su voluntad de atenderlos a través de las "Misiones" que estableció desde 2003 (principalmente con personal cubano, que también se ha hecho cargo del aparato de seguridad) con el objeto de proveer de salud, alimentos y educación. Aunque muchos de estos programas han enfrentado serios problemas operativos y no están diseñados para promover la autonomía de las personas sino su dependencia del Gobierno, los chavistas no lo perciben así. El casi monopolio de la verdad pública (que goza Chávez tras haber expropiado a los principales canales de televisión abierta) ha disfrazado la realidad. Millones de venezolanos confían en su palabra como el espejo fiel de la verdad, más aún si son empleados públicos cuyo ingreso depende —o así lo creen— de la munificencia del comandante.
Pero el ocultamiento de la verdad ha sido gigantesco. ¿Alguna vez ponderarán los venezolanos el increíble dispendio de los casi 700.000 millones de dólares que han entrado a las arcas de la empresa estatal de petróleo PDVSA (que llegó a ser un ejemplo de modernización por encima de Petrobras)? Imposible saberlo. Pero, aunque Chávez ha enmascarado con el velo de su discurso la oceánica corrupción de la élite política y militar que le es adicta e ignora que Venezuela ocupa el sitio 172 en corrupción (de un total de 182 países), muchos entienden que el país atraviesa por una crisis gravísima: los niveles de inflación son los más altos del continente; hay una persistente carestía de productos y un caos en servicios básicos (resultado del acoso a la empresa privada así como de la ineficacia y la corrupción de los administradores públicos). Y para colmo, la criminalidad es la más alta del continente. (...)
Este desenlace que hasta hace poco hubiese parecido utópico, está a la mano si triunfa Capriles. Ya ocurrió en el referéndum de diciembre de 2007, cuando los venezolanos, contra todos los pronósticos, dijeron no al proyecto de legislación que convertía a su país en una nueva Cuba. Yo confío en ese milagro cívico. Y espero que con esa victoria no solo vuelva la democracia sino algo mucho más importante y necesario: la reconciliación de la familia venezolana, hoy dividida por un odio ideológico que le es ajeno, que la ha envenenado por casi tres lustros, y que ha cegado, en su fuente misma, toda posibilidad de concordia.



Lo de jalabolas se capta (el que le soba servil los huevos al amo), pero ¿qué significa majunche? Si majo es lindo, guapo, vistoso, llamativo; majunche es despectivo para describir a alguien deslucido, mediocre, pinche.

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