5 Aros 5 por donde se fuga mi atención (notas lúdicas)

Las Olimpíadas de Londres 2012 entraron a escena, desde la perspectiva mexicana, justo a tiempo: en el derrumbe final del sexenio panista guerrerista y valemadrista; justo en el momento postelectoral, con el PRI-tesis de regreso y AMLO-antítesis de regreso; justo cuando los 132 convocaban a marchas, marchitas, planteamientos y plantones; justo en la temporada de vacaciones de verano: se decreta güeva oficial.
Las Olimpíadas como anticlímax. La gente prefiere hablar de las contadas medallas que puedan obtener los atletas mexicanos entrenados en la disciplina rigurosa del ya-merito (la de bronce sabe a oro) por la nutrida burocracia del deporte nacional (nosotros cobramos, ustedes esfuércense); las familias vacacionistas eligen regodearse en las anécdotas de atletas exóticos: qué increíble: Usain Bolt es el hombre más veloz del planeta... y su país, uno de los más lentos; los televidentes antiTelevisa intentan angustiados descifrar el enigma: ¿qué es más patriótico: atender la final de futbol con la selección nacional a tiro de plata; o atender un mitin antiPeña?
Las Olimpíadas o la Disneylanda británica que transporta a ese reino mágico y armónico de nunca-jamás donde, así sea por unas semanas, las es-pec-ta-cu-la-res trasmisiones en cascada de juegos en cascada con sobrexcitados gurús deportivos en cascada más pericos-del-entretenimiento en cascada, ahuyentan la cascada de monólogos de la política y de la crisis económica que saben esperar. Y en medio de semejante diluvio purificador de las emociones, se invita, por favor, de la manera más atenta y violenta, a todo el público cautivo, a que por todos los medios posibles, babee pasmado sin pestañear ante las destrezas corporales de los especialistas en adiestrar el cuerpo en corretear medallas en cuanta disciplina corporal quepa imaginar: desde badminton y lanzamiento de bala, hasta nado sincronizado y tiro por la culata.
Las Olimpíadas se erigen en Torre de Babel de todos los países del planeta, con traductores simultáneos en cada nivel y en-tiempo-real: ¿Qué alega la china de esgrima?/ Es sudcoreana/ ¡Ganó el negrito de Gabón! / ¿García Márquez anda aquí? Londres como epicentro ultranacionalista del teamGB o equipo de Gran Bretaña. Pero, visto desde América, ¿acaso el Reino Unido no está en Europa? No manchen -exclaman los ingleses, Canal de la Mancha de por medio- allá Europa, por nosotros, que se hunda. En la era del capitalismo global, sólo cuentan los países anglosajones y, bueno, China. ¿O qué no han visto el cuadro de medallas?: EEUU, China y Gran Bretaña. El resto es audiencia televisiva en cadena perpetua.
Las Olimpíadas en su versión patito o la Juerga PANamericana en Jalisco. ¿Alguien se acuerda de ella?