martes, 17 de julio de 2012

Dulce y Abrigo

Mucho se comenta sobre la impronta homosexual en el mundo de la moda. No en balde: los magos del disfraz -y si es elegante incluso lujoso, más eficaz- para la supervivencia en una sociedad homofóbica y machista, son precisamente los gays.
Incluso la tendencia Queer as Folk o Está-de-moda-ser-gay, más la era de la globalización, favorecen carreras exitosas de diseñadores y modistos como Dolce y Gabbana.


David Gandy (Reino Unido, 1980), el modelo dolcegabbaniano por excelencia
Así, el calvito Domenico Dolce (Sicilia, 1958) y Stefano Gabbana (Venecia, 1962), -en español serían Domingo Dulce y Esteban Abrigo-, ambos de origen húmedo, costeño, al borde del mar, fueron inicialmente pareja y socios, pero luego, víctimas de la sentencia billetito-infarta-corazoncito, desde el 2005 prefieren ser socios a secas. ¿La clave del éxito? La empresa de marca-lujosa, D&G, fundada en Milán en 1986, logró captar con gran sentido de oportunidad, el nuevo perfil masculino de la época: el metro(politano-hetero)sexual que extingue fronteras entre masculinidad y feminidad; entre lo homo, lo bi y lo hétero. En México ya hay por cierto, políticos metrosexuales.

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