viernes, 6 de abril de 2012

Re-presentación

El Hijo de Dios, Jesús, encarnado en hijo de Iztapalapa, camina por calles de la delegación
La palabra Iztapalapa proviene del náhuatl: iztapalli que significa 'losa'; más atl, 'agua'; y -pan, 'sobre': sobre las losas (o chinampas) del agua... del Lago de Texcoco. Iztapalapa es una de las 16 delegaciones del DF. En 1850, una epidemia de viruela asoló la demarcación; el pueblo, en su mayoría indígena, prometió a Dios re-vivir (esto es, re-presentar) todo el proceso de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús si a ellos también, Diosito les concedía no sólo padecer y morir sino resucitar de la viruela. De ahí surge el famoso Cristo de Iztapalapa que también caminó sobre las aguas, pero en chinampa. En nuestro país es una de las máximas manifestaciones de religiosidad popular, concepto acuñado por antropólogos sociales para impedir la invasión de interpretaciones de otros campos, por ejemplo del arte, con preguntas incómodas: ¿son kitsch los centuriones romanos de Iztapalapa? La pregunta se desecha por impertinente. ¿Las masas (2 millones de asistentes) ven efectivamente a Cristo... o ven al vecino de Iztapalapa elegido para actuar de Cristo? La interrogante está fuera de lugar, pues la religiosidad popular no es materia de discusiones filosóficas (¿puede una atea representar a la Virgen María?). La obra de teatro masivo, interactivo, que va del Domingo de Ramos al Sábado de Gloria, en todo caso, está hecha para que mediante trabajo de campo, nubes de sociólogos y antropólogos elaboren sus tesis de licenciatura o de posgrado. Y punto. La religión folclórica es un coctel sagrado. Pero, ¿y el humor involuntario? De nuevo, no tiene cabida so pena de incurrir en clasismo o peor, racismo, pues ya el adjetivo (religiosidad -entiéndase- po-pu-lar) indica que no se trata de los vecinos fresas del Pedregal o de Coyoacán que acuden a misa; ni tampoco se refiere a la religiosidad oficial (ningún arzobispo o cardenal, por ejemplo, se ha arriesgado jamás a hacer el papelazo de Cristo de Iztapalapa). Así, el fenómeno religioso de masas que representa la muerte y resurrección de Jesús en el DF, es una gigantesca forma de traducción simultánea del episodio bíblico (tan fidedigna como lo pueda ser la tradición oral de las enseñanzas del catecismo de los misioneros españoles de la Conquista). Amén (-digos, ya me robaron la lanza con la que iba a picar el costado del Señor).
-¿Cómo que "cruces piratas"? No sabes con quién te estás metiendo, yo vengo con Jesús
-¿No que con la Virgen María? Te estás contradiciendo, jálenle pa' la delegación

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